Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), entre un 20 y un 48% de la población adulta padece en algún momento dificultad para iniciar o mantener el sueño.
Los trastornos del sueño en personas mayores son un desafío frecuente que afecta tanto su calidad de vida como su bienestar general. A medida que envejecemos, es común experimentar cambios en los patrones de sueño debido a factores físicos, psicológicos y sociales. Sin embargo, cuando estos cambios se convierten en problemas persistentes, pueden derivar en trastornos como insomnio, apnea del sueño o el síndrome de piernas inquietas, impactando gravemente la salud física y emocional.
Este artículo trataremos las causas, tipos y soluciones más efectivas para abordar los trastornos del sueño en adultos mayores, proporcionando una guía clara para entender y mejorar el descanso en esta etapa de la vida. ¡Empezamos!
Tipos de trastornos del sueño en personas mayores
La estructura del sueño se modifica según nos vamos haciendo mayores. De ahí que sea normal que el tiempo de reposo tenga una calidad más frágil en personas de la tercera edad. Los trastornos del sueño pueden manifestarse de diversas maneras y afectar a la capacidad de una persona para permanecer dormida, tener un sueño profundo y descansar adecuadamente. A continuación, explicamos algunos de los trastornos del sueño más comunes en adultos mayores.
Síndrome de apneas-hipopneas del sueño
El síndrome de apneas-hipopneas del sueño es un trastorno en el que las vías respiratorias se bloquean parcial o totalmente durante el sueño, lo que provoca interrupciones en la respiración. Esto puede llevar a micro-despertares, es decir, interrupciones breves y frecuentes, que se suceden a lo largo de la noche de forma inconsciente. La consecuencia de ello es la disminución en la calidad del sueño.
Las apneas obstructivas del sueño son un subtipo común de este síndrome. En él, la respiración se detiene repetidamente durante el sueño debido al colapso de las vías respiratorias superiores.
Estas interrupciones en la respiración pueden llevar a despertares frecuentes durante la noche, lo que resulta en una fragmentación del sueño y una disminución de la calidad del mismo. Esto, a su vez, puede causar somnolencia diurna excesiva, un síntoma característico de la hipersomnia.
El envejecimiento puede aumentar el riesgo de padecerlo, debido a cambios en los músculos de la garganta y la lengua, lo que puede causar obstrucciones en las vías respiratorias. En ocasiones, se debe concretamente a la relajación de los músculos respiratorios. Además, la obesidad, el consumo de alcohol y el tabaquismo también son factores de riesgo.
Síndrome de piernas inquietas
Este síndrome es un trastorno neurológico caracterizado por una urgencia irresistible de mover las piernas, especialmente cuando se está en reposo. Esto produce alteraciones del sueño, así como dificultad para mantenerse dormido.
Aunque las causas precisas son desconocidas, el propio envejecimiento y determinados problemas médicos, como la insuficiencia renal, pueden contribuir a este trastorno. En algunos casos, se ha asociado con ciertas enfermedades crónicas, como:
- Diabetes
- Deficiencia de hierro
- Parkinson
- Lesiones en la médula espinal
Movimientos periódicos de las piernas durante el sueño
Se trata de episodios repetitivos de movimientos involuntarios de las piernas durante la noche. Estos movimientos suelen interrumpir el sueño y hacen que sea difícil permanecer dormido.
Lo cierto es que comparte muchos factores subyacentes con el síndrome de las piernas inquietas, se relacionan a esa afección del sueño las siguientes patologías:
- Anemia por deficiencia de hierro
- Trastornos renales,
- Mala circulación de la sangre
- Problemas nerviosos
Insomnio
El insomnio es un trastorno caracterizado por la dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido, lo que resulta en somnolencia diurna y fatiga. Por ello, las personas que lo padecen siguen sintiendo que están cansadas durante el día. Algo normal, teniendo en cuenta la falta de sueño y que un adulto necesita dormir entre 7 y 8 horas al día.
Puede ser un trastorno puntual a corto plazo, causado por episodios de estrés o una situación o etapa traumática. Pero también podría ser algo crónico (a largo plazo), pudiendo ser la principal complicación o estar asociado a ciertos fármacos u otras afecciones.
Este tipo de trastorno del sueño suele asociarse a una gran variedad de factores, como el estrés, la ansiedad o el dolor crónico. El insomnio en adultos mayores puede ser causado por cambios en la actividad cerebral relacionados con la edad y el estilo de vida.
Síndrome de fase adelantada de sueño
Aquí hablamos de una afección que implica un cambio en los patrones de sueño en el que una persona se duerme y se despierta más temprano de lo deseado. Esto puede desembocar en una dificultad para conciliar el sueño por la noche.
Normalmente suele estar relacionado con los cambios en los ritmos circadianos que ocurren con la senectud. Esa alteración del reloj biológico y los cambios en las actividades diurnas pueden contribuir a que se dé este síndrome en personas mayores.
Trastorno de conducta del sueño REM
El trastorno de conducta del sueño REM se caracteriza por una actividad física anormal durante la fase REM del sueño, que incluye el movimiento violento o hablar durante el sueño. Episodios perturbadores tanto para la persona afectada como para su pareja, ya que ambos se ven afectados por esos problemas para dormir.
A menudo se relaciona este síndrome con ciertos trastornos neurológicos. La narcolepsia, la enfermedad de Parkinson y la demencia, son algunos ejemplos.
Cómo mejorar el sueño en los adultos mayores: consejos de nuestros expertos
El sueño es fundamental para la calidad de vida de las personas mayores. Aquí te dejamos algunos consejos para mejorar el sueño en adultos mayores:
- Mantener un horario regular: irse a la cama y despertarse a la misma hora todos los días puede ayudar a regular el reloj biológico y mejorar la consistencia del sueño.
- Cuidar el entorno de sueño: el dormitorio debe ser cómodo, oscuro y silencioso. Existe la posibilidad de emplear el uso de cortinas opacas y tapones para los oídos si es necesario.
- Evitar los estimulantes: es clave reducir el consumo de cafeína y evitar alimentos y bebidas que puedan interferir con el sueño, especialmente antes de acostarse.
- Fomentar la actividad física: el ejercicio regular puede ayudar a mejorar la calidad del sueño. Siempre evitando el ejercicio intenso cerca de la hora de acostarse.
- Mantener una rutina relajante: dedicar tiempo antes de acostarse para actividades tranquilas y apacibles, como leer, tomar un baño caliente o practicar la meditación. Escuchar música relajante también puede ser de gran ayuda para conciliar el sueño. Además, puedes apuntarte a actividades de musicoterapia en residencias de mayores. Está demostrado que la música contribuye a aumentar los niveles de serotonina, regulando el estado de ánimo y el sueño.
- Limitar las siestas: si sentimos la necesidad de tomar una siesta durante el día, debemos intentar que sea breve y no demasiado tarde.
- Buscar ayuda profesional: si los trastornos del sueño persisten y afectan a nuestro bienestar, debemos consultar cuanto antes a un médico o especialista del sueño. Se pueden recomendar tratamientos o terapias específicas.
El impacto de los medicamentos en los trastornos del sueño en adultos mayores
El sueño es fundamental para el bienestar de cualquier persona, pero en los adultos mayores, puede verse profundamente afectado por una combinación de medicamentos y enfermedades crónicas. Estos factores no solo interfieren en la calidad del descanso nocturno, sino que también pueden agravar problemas existentes como el insomnio o la apnea del sueño.
El uso frecuente de medicamentos en la tercera edad es una de las principales causas de trastornos del sueño. Fármacos como los antidepresivos, antihipertensivos y analgésicos a menudo alteran los patrones de sueño, provocando insomnio, despertares nocturnos o somnolencia excesiva durante el día.
Medicamentos que afectan el sueño en personas mayores:
- Antihipertensivos: Pueden causar insomnio o interrumpir el sueño profundo.
- Fármacos para la incontinencia urinaria: Aumentan la necesidad de micción nocturna, fragmentando el descanso.
- Analgésicos opiáceos: Aunque alivian el dolor, pueden provocar apnea del sueño o alterar los ciclos REM.
Cómo reducir el impacto de los medicamentos en el sueño:
- Consulta periódica con el médico para ajustar dosis o buscar alternativas con menos efectos secundarios.
- Evitar automedicarse, especialmente con somníferos o suplementos no recetados.
- Optar por terapias naturales supervisadas, como la melatonina, para mejorar el sueño de forma segura.
Enfermedades crónicas y su relación con los trastornos del sueño
Muchas enfermedades crónicas comunes en personas mayores están vinculadas directamente a trastornos del sueño. Condiciones como la diabetes, la insuficiencia renal o el Parkinson pueden dificultar la conciliación del sueño, aumentar los despertares nocturnos o incluso causar apnea obstructiva.
Relación entre trastornos del sueño y enfermedades crónicas:
- Diabetes: Aumenta el riesgo de apnea del sueño debido a la obesidad y problemas metabólicos.
- Parkinson: Puede desencadenar trastornos de conducta durante la fase REM, afectando tanto al paciente como a su pareja.
- Dolor crónico por artritis: Dificulta mantener una postura cómoda durante el sueño, causando despertares frecuentes.
Consejos para mejorar los trastornos del sueño en personas con enfermedades crónicas:
- Mantener las enfermedades bajo control mediante un tratamiento adecuado y seguimiento médico.
- Incorporar rutinas de relajación antes de dormir, como meditación, yoga o ejercicios de respiración.
- Adaptar el entorno de descanso: camas ortopédicas, temperatura adecuada y ausencia de ruidos.
El sueño como aliado en el bienestar de las personas mayores
Abordar los trastornos del sueño en personas mayores implica una combinación de soluciones médicas y cambios en el estilo de vida. Identificar las causas subyacentes, como el impacto de los medicamentos o las enfermedades crónicas, es el primer paso para mejorar la calidad del descanso.
Si los problemas persisten, consulta con un especialista en medicina del sueño para acceder a terapias avanzadas, como dispositivos CPAP para la apnea o programas de manejo del insomnio. Un sueño reparador es clave para preservar la salud física y emocional en la tercera edad.
Palabras finales
El sueño es un pilar esencial para mantener una buena calidad de vida, especialmente en las personas mayores. Sin embargo, los trastornos del sueño en esta etapa, como el insomnio o la apnea del sueño, pueden afectar significativamente su bienestar físico y emocional. Identificar las causas, ya sean factores médicos, psicológicos o del estilo de vida, es clave para implementar soluciones efectivas.
Desde ajustes en los hábitos diarios hasta la búsqueda de atención médica especializada, existen múltiples formas de mejorar el sueño y, con ello, la salud general. En las residencias de mayores de Emera, entendemos la importancia de un buen descanso y trabajamos con expertos para garantizar que nuestros mayores disfruten de un sueño reparador, promoviendo su bienestar integral.
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