A lo largo de nuestras vidas, la música nos acompaña en cada paso, tejiendo un hilo invisible que une nuestras experiencias, emociones y recuerdos en una sinfonía única. Se puede resaltar que, según muchos expertos, la música tiene efectos beneficiosos en el bienestar general de las personas. Hablamos de que, se reconoce a cada melodía como un elemento sensorial y emocional que se convierte en un componente muy importante en la atención a personas mayores que padecen de algún tipo de patología cognitiva.
En Emera, la estimulación de los sentidos es uno de los pilares fundamentales de las intervenciones asistenciales en nuestras Residencias y Centros de día, y la música desempeña un papel importante en este enfoque. Para ello, desde siempre los centros Emera han ido incorporando talleres de musicoterapia en su programación anual de actividades, con el objetivo de potenciar los efectos positivos de la música en las personas mayores, especialmente en aquellos residentes que pueden experimentar deterioro cognitivo y alteraciones de conducta.
De esa manera, en la Residencia y Centro de día Emera Juan Bravo, la música se ha convertido en una herramienta clave de la atención prestada a sus usuarios y el equipo de psicología y terapia ocupacional ha querido profundizar en este aspecto, al colaborar con Carmen Gragera y Beatriz Jiménez, talentosas alumnas del Máster de Interpretación de la Escuela Superior de Música Reina Sofía.
La música como medicina: Descubriendo los beneficios terapéuticos en las personas mayores
Investigaciones respaldan los efectos beneficiosos de la música en las funciones cognitivas, como la atención, la memoria y el lenguaje (García-Casares, N., Moreno-Leiva, R. M., y Garcia-Arnes, J. A., 2017), así como en la reducción de los síntomas psicológicos y conductuales asociados a la demencia (SPCD), como la apatía, la ansiedad, la agitación y la agresividad (Gómez Gallego M. y Gómez García, J., 2017).
Estos efectos positivos se han observado en todas las etapas de la demencia, pero son aún más pronunciados en personas que se encuentran en una etapa moderada‑grave (FAST 6), donde aumentan las alteraciones de conducta, se reduce la capacidad de expresión emocional y se dificulta el acceso a actividades de ocio voluntario.
Fátima Aguilar y Marina Arribas, respectivamente Terapeuta ocupacional y Psicóloga en la Residencia, explican: “Queríamos desarrollar una actividad específica e innovadora para las personas en esta etapa moderada-grave, con el propósito de fomentar comportamientos positivos, facilitar la interacción y la comunicación, y mejorar el bienestar de nuestros residentes”. Fue entonces cuando entraron en contacto con diversas escuelas de música, hasta que se recibió un correo de Carmen y Beatriz, quienes también estaban buscando una residencia de mayores para colaborar en su proyecto “Arte sin números”. Esta experiencia única y enriquecedora ha permitido acercar el arte y la música a este colectivo de manera excepcional, permitiendo aportar situaciones en las que se realza contundentemente la vida que se percibe en las residencias del grupo Emera.
Proyecto “Artes sin números”: La edad es sólo un dato insignificante para revivir pasionalmente el arte
“Arte sin números” es un proyecto social con un propósito claro: explorar y demostrar el impacto beneficioso de la música en el bienestar general de las personas mayores con enfermedades neurodegenerativas. ¿Cómo lograrlo? Mediante la intervención conjunta de alumnos de la Escuela, profesionales de la Residencia y de trabajadores de Merlin Properties que participan en un programa de voluntariado corporativo propio de la empresa.
El equipo detrás de Arte sin números conoce y sabe muy bien que la música no es sólo notas y melodías. Es un lenguaje universal capaz de romper barreras y alcanzar lo más profundo del ser humano. Beatriz y Carmen diseñaron cuatro sesiones de música impartidas por varios músicos y cantantes de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, para juntar a residentes de Emera Juan Bravo y un grupo de voluntariados. “Queríamos evidenciar que estos dos colectivos pueden encontrarse a través de la música y que esa interacción puede ser beneficiosa para ambas partes”, comenta Beatriz.
Los corazones de aquellos voluntarios y el equipo profesional de nuestro centro Emera Juan Bravo se unieron en un esfuerzo conjunto para acompañar a los residentes en esta experiencia especial. Animaron talleres y actividades al sonido de un cuarteto de cuerdas, de una Zarzuela o de Dos gardenias para ti.
El 31 de mayo, todos se reunieron para una quinta sesión que no estaba inicialmente programada. Entusiasmados compartieron de nuevo una hora suspendida en el tiempo. Los acordes resonaban en Emera Juan Bravo, fue un día en que José Luis y otros diez compañeros de la residencia disfrutaron con algunos de sus familiares, trabajadores del centro y los voluntarios de Merlin Properties del encanto de la música. Todos los presentes han tenido el privilegio de ser testigo de esa experiencia tan conmovedora.
Entre algunas líneas que nos han podido aportar las creadoras del proyecto, resaltamos las de Carmen la cual señaló que “Beatriz y ella deseaban ir más allá, involucrándose en las vidas de los residentes para comprenderlos mejor, descubrir sus gustos y preferencias, y así brindarles una experiencia más personalizada”.
También, en lado de los espectadores tuvimos la oportunidad de conversar con Ana María González, esposa de José Luis, y ha enmarcado que “esta iniciativa es realmente estupenda. Me emociona profundamente ver cómo mi marido se transforma de repente y empieza a cantar a todo pulmón”, comparte con entusiasmo. Y añade que “habitualmente nuestra comunicación es limitada y hay poca interacción entre nosotros debido a su avanzado Alzheimer. Pero ahora, con la música, todo cambia”.
“Ver la cara de felicidad y emoción de todos los residentes al comenzar la música es algo que nunca olvidaré. Es un placer haber podido participar como familiar en esta sesión final” finaliza Ana María.
¿En qué consiste el estudio llevado a cabo por los profesionales de Emera Juan Bravo?
En la mayoría de las intervenciones de este tipo se realiza una medida de variables conductuales a través de la escala Neuropsiquiátrica de Cummings. Sin embargo, debido a la brevedad del proyecto (4 sesiones inicialmente), las variaciones en los valores de la escala podrían no ser del todo sensibles al cambio, por lo que se decidió emplear medidas cualitativas basadas en las intervenciones sensoriales realizadas en Salas Snoezelen que buscan obtener respuestas más inmediatas tanto a nivel motor (aumento de vocalizaciones, movimientos corporales, incluso baile), emocional (risa, cambio en expresión facial, llanto) o psicofisiológico.
Las medidas cuantitativas fueron las variables psicofisiológicas tomadas, entre ellas la frecuencia cardiaca, la temperatura corporal y el nivel de saturación de oxígeno. De manera complementaria se elaboró un registro observacional ad hoc de respuestas conductuales (gestos y verbalizaciones de placer/displacer, número de interacciones, nivel de motivación, atención, grado de relajación y disminución de conductas estereotipadas) basados en los registros de evaluación sensorial y se tomaron fotografías de la expresión facial. Todas antes y después de cada sesión.
Observaciones y resultados
En nuestra muestra de participantes, no se han observado grandes diferencias fisiológicas antes y después de las sesiones de musicoterapia. Sin embargo, estudios anteriores han demostrado cambios significativos en la relajación, el bienestar y la frecuencia cardíaca en grupos que recibieron musicoterapia. Además, la musicoterapia ha demostrado efectos positivos en la reducción de la ansiedad, la mejora de la interacción social y la motivación.
Nuestros resultados indican un aumento en la expresión de bienestar, interacciones y cambios en la expresión facial que reflejan placer.
En la cuarta y última sesión se pudo observar cómo los residentes recordaban a varios de los participantes como voluntarios y músicos, incluso los que no son capaces de acordarse de los nombres de sus hijos. Además, en esta sesión participaron algunos de los familiares y trabajadores del centro. Se pudo ver una mejora de la conexión emocional y mayor interacción entre residente y familiar, algo expresado por estos últimos.
Tanto familiares como músicos y voluntarios quedaron muy agradecidos por la buena participación de los residentes. Y éstos pudieron disfrutar enormemente del proyecto de musicoterapia, habiendo días en los que tarareaban las canciones o melodías mientras comían y otros aplaudían.
Todas las sesiones tuvieron un efecto positivo en las variables medidas a corto plazo y confirman la importancia de conseguir una regularidad en las sesiones con el fin de obtener un beneficio continuo. Evidencia también que un proyecto de este tipo precisa de un modelo asistencial adecuado para garantizar su correcta consecución, como es el caso con el modelo de Atención Centrada en la Persona propio de Emera, el Modelo de Cuidados en Acompañamiento.
Fátima Aguilar, Terapeuta ocupacional Emera Juan Bravo
Marina Arribas, Psicóloga Emera Juan Bravo
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