La residencia de mayores en Logroño Monte Rincón, cuenta con más de 2.000m2 de espacios exteriores ajardinados donde los residentes pueden quedar con sus familias, pasear, hacer ejercicio, disfrutar del aire libre e incluso cultivar fruta y verdura en su huerta.
Dánae, Terapeuta Ocupacional en el Centro, nos comenta que tener un jardín terapéutico es un gran privilegio y nos explica los beneficios que aporta este entorno en las residencias.
¿Qué es un jardín terapéutico?
Un jardín terapéutico, a diferencia de un jardín tradicional, es un espacio accesible para todos que tiene por objetivo propiciar terapias y actividades que estimulen o potencien aspectos físicos, psicológicos y socioemocionales de la persona.
Muchas personas mayores nos comentan que en sus pueblos se entretenían en el jardín, disfrutaban con la huerta pero que ahora, por diversas situaciones ligadas al envejecimiento como por ejemplo el haberse quedado en silla de ruedas, ya no pueden.
Por este motivo, en las residencias de mayores Emera y principalmente en la residencia Monte Rincón en Logroño, optamos por adaptar nuestro jardín para que todas las personas residentes en nuestro centro, tanto válidas como dependientes, puedan beneficiarse de estar en contacto con la naturaleza, relajarse contemplando las plantas y vegetación o bien, participar si así lo desean, en actividades y talleres de la huerta.
Los espacios exteriores de la residencia ya contaban con rampas que facilitan el acceso a personas con movilidad reducida y con un mobiliario adaptado a personas mayores (barandillas, bancos, etc.) pero, además, este año, decidimos habilitar la huerta para que las personas más dependientes puedan participar en las actividades de cultivo y cosecha.
Por ejemplo, instalaremos unos bancales que permitan colocar las sillas de ruedas por debajo de la mismas, de esta forma, la persona podrá manejar la tierra de una manera cómoda. También, colocaremos una serie de peanas con macetas a la altura adecuada para que se puedan regar las plantas sin esfuerzo.
Por otra parte, próximamente, vamos a crear un espacio multisensorial donde, de manera acotada y a través de la naturaleza, se estimulen y potencien los cinco sentidos. Queremos ofrecer a nuestros mayores un espacio alentador y que, además, les genere sensaciones de relajación con el consiguiente efecto rehabilitador o reconfortante.
¿Qué beneficios tiene para las personas mayores el jardín terapéutico?
Sabemos que el contacto con la naturaleza es muy beneficioso para todos, aporta paz, felicidad, es saludable. Pero, si además se concibe el jardín como un espacio terapéutico, nosotros, terapeutas profesionales podemos utilizar este hábitat para desarrollar diversas actividades y terapias que mejoren la salud y el bienestar de nuestros mayores en función de sus necesidades.
Así, los residentes se mantendrán ocupados en actividades propositivas mientras, poco a poco, irán alcanzando los objetivos que plantearemos desde el departamento de Terapia Ocupacional.
Los colores, texturas y olores de las plantas, en especial de las plantas aromáticas, así como los sonidos del agua o de animales son fuentes naturales de estimulación cognitiva que conectan la persona con el entorno.
Disponer de huerta propio en el centro, da lugar a múltiples talleres para sembrar, cuidar, regar, cosechar, etc. Estas actividades posibilitan que las personas trabajen su motricidad fina, gruesa y participen en actividades instrumentales como la manipulación de alimentos.
Permiten que nuestros residentes se ubiquen en el espacio-tiempo, que tengan una rutina, se sientan útiles y participen en la vida del centro. Las cosechas de las frutas y verduras se aprovechan en los menús elaborados en la cocina propia de la residencia. ¡Siempre es una fuente de alegría el poder comer los calabacines o tomates de nuestra propia huerta!
Y, por supuesto, para las personas que aún conservan su movilidad, el jardín es un espacio seguro, dónde pueden moverse libremente, realizar ejercicio o actividades que propician las relaciones interpersonales.
Consejos a la hora de organizar un jardín terapéutico
Un jardín terapéutico debe ser accesible para todos los usuarios. Es necesario prever zonas que inviten a la contemplación (con mobiliario adaptado y cómodo, a la sombra, etc.)
Hay que pensar la organización y distribución del jardín para que en su conjunto estimule los sentidos y fomente sensaciones agradables y relajantes. Y, para ello, necesitamos contar con una vegetación colorida, con olores agradables, texturas diversas, etc.
Podemos recurrir a plantas aromáticas como la lavanda, el romero, la menta, etc., plantas que podamos tocar para a continuación oler o, plantar árboles, arbustos etc., cuyas flores tengan perfumes fuertes como las lilas, las peonias, etc.
Construir casas de pájaros o comederos para las aves ayuda a que visiten nuestro jardín más a menudo y así, lograremos que deleiten nuestros oídos con su canto.
Es importante recordar que el año tiene cuatro estaciones y que, según la vegetación que escojamos plantar, nuestro jardín se verá con más o menos colores a medidas que pasen los meses.
Hay plantas que lucen más en invierno que en verano y viceversa. Por ello, debemos buscar un equilibrio en las especies que plantemos para que nuestro jardín se adapte al ritmo de la naturaleza sin perder su encanto.
En cuanto a la huerta, es aconsejable instalarla en lugar soleado, que no dé mucha sombra a primera hora de la mañana y si es posible con agua cerca.
El jardín de Emera Monte Rincón se integra totalmente en el día a día del centro tanto para los residentes como para los profesionales. Abordamos su gestión de forma multidisciplinar junto al equipo de jardinería de la residencia. El resultado final es disponer de un entorno que proporcione efectos positivos en todos los usuarios, que realicen o no una acción específica en el mismo.
Horticultura terapéutica para personas mayores
La horticultura terapéutica, una disciplina que combina la jardinería con objetivos terapéuticos, ofrece una amplia gama de beneficios para las personas mayores, especialmente aquellas que residen en centros de día o residencias. Más allá del simple contacto con la naturaleza, la horticultura terapéutica implica la participación activa en el cultivo de plantas, desde la siembra hasta la cosecha, adaptándose a las capacidades y necesidades individuales.
Beneficios de la horticultura terapéutica para mayores
- Mejora física: El trabajo en el huerto mejora la fuerza muscular, la coordinación motora, el equilibrio y la movilidad. Actividades como cavar, plantar, regar y cosechar ejercitan diferentes grupos musculares y articulaciones.
- Estimulación cognitiva: Planificar el huerto, sembrar, identificar plantas, recordar tareas de cuidado y observar el crecimiento estimulan la memoria, la atención, la concentración y la resolución de problemas.
- Bienestar emocional: El contacto con la naturaleza reduce el estrés, la ansiedad y la depresión. El cuidado de las plantas proporciona una sensación de propósito y logro, aumentando la autoestima y el bienestar emocional.
- Socialización: Las actividades grupales en el huerto fomentan la interacción social, la comunicación y el trabajo en equipo.
- Conexión con el pasado: Para muchas personas mayores, la jardinería evoca recuerdos de su juventud y de sus hogares, lo que puede generar conversaciones y compartir experiencias.
Horticultura terapéutica según grado de dependencia
Es fundamental adaptar las actividades a las capacidades de cada persona:
- Personas con movilidad reducida: Bancales elevados, mesas de cultivo, herramientas ergonómicas y sillas de ruedas adaptadas permiten participar activamente en el huerto.
- Personas con deterioro cognitivo: Actividades sencillas como plantar semillas, regar o tocar las plantas aromáticas estimulan los sentidos y la memoria. Se pueden utilizar carteles con imágenes y nombres de las plantas.
- Personas con dependencia total: Se pueden realizar actividades pasivas como oler flores, tocar hojas con diferentes texturas o escuchar el sonido del agua.
Pasos para crear un programa de horticultura terapéutica en residencias y centros de día
- Diseño del espacio: Crear un espacio accesible, seguro y estimulante, con diferentes zonas (de cultivo, de descanso, sensorial).
- Selección de plantas: Elegir plantas fáciles de cultivar, con diferentes texturas, olores y colores. Priorizar plantas autóctonas y aromáticas.
- Formación del personal: Capacitar al personal en los principios de la horticultura terapéutica y en la adaptación de las actividades a las necesidades de cada persona.
- Colaboración con otros profesionales: Trabajar en equipo con terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas y otros profesionales para integrar la horticultura terapéutica en los planes de atención individualizados.
- Evaluación de resultados: Utilizar herramientas de evaluación para medir el impacto del programa en la salud y el bienestar de los participantes.
La horticultura terapéutica ofrece una valiosa herramienta para mejorar la calidad de vida de las personas mayores en residencias y centros de día. Al adaptar las actividades a las capacidades individuales y crear un entorno estimulante, se pueden obtener importantes beneficios físicos, cognitivos y emocionales.
¿Qué dicen nuestros residentes del jardín de Monte Rincón?
“Ya hemos empezado con el taller de semillas y me gustó. Sobre todo, me gusta ver cómo crecen las plantas. Puedo plantarlas, comprobar cómo crecen y posteriormente comérmelas. ¡No hay nada más sano que la cosecha propia!”.
Carmen – Residente en Emera Monte Rincón
“Siempre he vivido del campo y he tenido huerta y ahora quiero seguir cultivando plantas hortícolas.
Aunque me insisten en que no debo hacer esfuerzo ni cavar, que ahora hay otros métodos, yo prefiero hacerlo de manera tradicional. Me gusta hincar la azada.
El jardín es mi vida, es donde desconecto, disfruto. ¡Cómo la naturaleza no hay nada! Y ¡Mirad, estamos a primeros de mayo y yo ya estoy moreno!”
Blas – Residente en Emera Monte Rincón
“He trabajado toda mi vida en el campo, manejaba las tierras y supervisaba a los obreros. No quiero hincar más la azada, pero me gusta contemplar a mis compañeros mientras lo hacen, ver cómo disfrutan. Les voy indicando cómo se cultiva. Eso sí, ¡desde lejos! ¡También me gusta mucho poder comer nuestra cosecha!”
Nicolás – Residente en Emera Monte Rincón
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