La hipersomnia es un trastorno del sueño que se caracteriza por una somnolencia excesiva durante el día, incluso después de haber dormido adecuadamente durante la noche. Afecta la calidad de vida de quienes la padecen, dificultando actividades cotidianas como trabajar, estudiar o conducir. En este artículo, trataremos en profundidad qué es la hipersomnia, sus causas, síntomas y las opciones de tratamiento disponibles para ayudar a mejorar el bienestar y la salud de las personas afectadas.
Entre las personas mayores es habitual la aparición de problemas y trastornos relacionados con el sueño como el insomnio o la dificultad para poder conciliar el sueño. Pero, por el contrario, a veces surge la hipersomnia, una alteración del ciclo del sueño que se traduce en una somnolencia excesiva.
¿En qué consiste la hipersomnia en personas mayores?
La hipersomnia hace referencia a la alteración del ciclo del sueño que conduce a una somnolencia diurna excesiva cuando, en principio, no debería ocurrir. Cuando las personas mayores se quedan frecuentemente dormidas y con extrema facilidad, sin que exista una causa aparente, lo más probable es que sufra de hipersomnia.
Los trastornos del sueño son relativamente habituales en la tercera edad y la hipersomnia es uno de ellos. Los síntomas se presentan en forma de episodios recurrentes de tendencia al sueño por el día que, en caso de prolongarse, derivan en otras complicaciones.
Como es lógico, el sueño diurno en exceso en los adultos mayores puede producir alteraciones en su estado de ánimo, cambios de humor o ansiedad. Incluso, se relaciona a la hipersomnia como una posible causa de depresión en personas mayores.
Test de Hipersomnia, ¿Cómo se diagnostica?
A fin de evaluar el grado de somnolencia excesiva y realizar un diagnóstico preciso, suele emplearse el Test de Latencias Múltiples. Este método consiste en controlar el tiempo que tarda en dormirse el paciente en cinco siestas (con una separación de dos horas) durante un mismo día. Si la latencia de entrada en sueño es menor de 5 minutos, se diagnostica la hipersomnia.
¿Qué tipos de somnolencia en adultos mayores existen?
Encontramos tres tipos de hipersomnia en adultos mayores:
Hipersomnia idiopática con sueño reducido
Esta es la forma más suave de somnolencia ya que no afecta en exceso al tiempo de vigilia del paciente. Se da cuando:
- La persona duerme entre 6 y 10 horas por la noche
- Necesita una o dos siestas durante el día
- Y, además, resulta complicado despertarla.
Hipersomnia idiopática con sueño prolongado
En este caso, la somnolencia se presenta durante el sueño nocturno al dormir alrededor de doce horas. Coincide también que:
- A pesar de descansar todas esas horas, familiares o cuidadores tienen dificultades para despertarles por la mañana.
- Las personas afectadas duermen durante el día prolongadas siestas de varias horas si no se les despierta.
Hipersomnia recurrente
Se diferencia de los otros dos tipos porque es un tipo de somnolencia diurna puntual y no continua como ocurre en la hipersomnia idiopática.
- La hipersomnia recurrente aparece entre una y diez veces en un año.
- Se trata del tipo menos frecuente de somnolencia en ancianos.
- Afecta principalmente a hombres adultos.
Causas de la somnolencia diurna en personas mayores
Para saber cómo poner solución a la somnolencia en ancianos, debemos identificar antes las causas de la hipersomnia y así poder aplicar el tratamiento idóneo. La somnolencia diurna puede deberse a distintos factores: La alteración del descanso durante la noche, algunos medicamentos o determinadas enfermedades que pueden generar un desequilibrio en los procesos del sueño.
La falta de reposo en el sueño nocturno es una de las principales causas de somnolencia diurna. Las apneas, el síndrome de piernas inquietas o el insomnio nocturno propio de edades avanzadas interfieren en su descanso. Entre estas patologías, las apneas (pausas frecuentes en la respiración), se sitúan como uno de los síntomas habituales en personas que sufren hipersomnia.
Otra de las causas frecuentes radica en la propia condición médica de la persona. Es normal que la somnolencia diurna se produzca en personas que padecen algún tipo de enfermedad degenerativa (Alzheimer, Parkinson, demencia senil). Lógicamente, estas patologías afectan directamente al ciclo del sueño, provocando en los pacientes la necesidad de siestas durante el día.
Por último, puede darse el caso de que algún medicamento, cuyo uso frecuente, reduzca la energía del paciente y provoque hipersomnia durante el día. Los antidepresivos, anticonvulsivos y otros fármacos similares pueden originar la hipersomnia.
Somnolencia diurna excesiva: síntomas principales
Cuando el mayor adulto presenta determinados síntomas relacionados con la alteración del sueño durante más de un mes, se considera que padece hipersomnia. Algunos de los síntomas frecuentes son:
- Somnolencia diurna excesiva o somnolencia prolongada
- Desorientación, especialmente al despertar
- Fatiga constante, aun sin realizar esfuerzo físico
- Ansiedad
- Pérdida de apetito
- Reducción en las interacciones y relaciones sociales
- Falta de coordinación para realizar actividades básicas
- Pérdida de concentración al hablar
- Irritabilidad, mal humor y cambios bruscos del estado de ánimo
- Pérdida de memoria
- Deterioro cognitivo
- Depresión
Factores de riesgo de la hipersomnia
Los factores de riesgo de la hipersomnia son diversos y pueden interactuar entre sí. A continuación exploraremos algunos de los más comunes:
Trastornos del sueño subyacentes
- Apnea obstructiva del sueño (AOS): La AOS es una de las causas más frecuentes de hipersomnia. La obstrucción repetida de las vías respiratorias durante el sueño fragmenta el descanso y genera somnolencia diurna.
- Narcolepsia: Esta enfermedad neurológica se caracteriza por una necesidad irresistible de dormir durante el día, lo que aumenta significativamente el riesgo de hipersomnia.
- Síndrome de piernas inquietas: Aunque no causa directamente hipersomnia, el síndrome de piernas inquietas puede interferir con el sueño y contribuir a la somnolencia diurna.
Condiciones médicas
- Trastornos endocrinos: Enfermedades como el hipotiroidismo, la enfermedad de Cushing y la diabetes pueden afectar los ciclos de sueño y vigilia, aumentando el riesgo de hipersomnia.
- Trastornos neurológicos: La enfermedad de Parkinson, la esclerosis múltiple, el ictus y los tumores cerebrales pueden causar somnolencia excesiva.
- Depresión y otros trastornos del estado de ánimo: La depresión a menudo se acompaña de alteraciones del sueño, incluyendo hipersomnia.
- Infecciones crónicas: Algunas infecciones crónicas pueden contribuir a la fatiga crónica y a la somnolencia excesiva.
Medicamentos
- Sedantes e hipnóticos: El uso crónico o en dosis altas de medicamentos para dormir puede causar dependencia y somnolencia diurna.
- Antidepresivos: Algunos antidepresivos pueden causar somnolencia como efecto secundario.
- Antihistamínicos: Los antihistamínicos de primera generación pueden causar somnolencia.
Estilo de vida
- Falta de sueño crónico: No dormir lo suficiente de forma habitual puede acumular una deuda de sueño y provocar somnolencia diurna.
- Trabajo por turnos: Los horarios de trabajo irregulares pueden alterar los ritmos circadianos y aumentar el riesgo de trastornos del sueño.
- Sedentarismo: La falta de actividad física puede contribuir a la fatiga y a la somnolencia diurna.
- Mala higiene del sueño: Hábitos de sueño inadecuados, como consumir cafeína o alcohol antes de dormir, pueden afectar la calidad del sueño y aumentar el riesgo de hipersomnia.
Factores genéticos
La predisposición genética puede aumentar el riesgo de desarrollar ciertos trastornos del sueño, como la narcolepsia.
Tratamiento de la hipersomnia en personas mayores
Existen diversas recomendaciones y dinámicas a fin de paliar los efectos adversos de esta patología que funcionan bastante bien tanto como tratamiento de la hipersomnia como para su prevención. Hablamos de tratamientos no farmacológicos.
A continuación, te dejamos algunas recomendaciones de médicos expertos para tratar la somnolencia diurna en la tercera edad.
Cómo evitar la hipersomnia o somnolencia diurna
No existe una cura como tal a este trastorno, pero encontramos muy buena respuesta pautando hábitos enfocados a rutinas que garanticen una vida activa y saludable. Estas son algunas de las pautas para prevenir la somnolencia diurna en nuestros mayores:
- Conviene que los adultos mayores adquieran rutinas de descanso basadas en dormir alrededor de 7 u 8 horas diarias, estableciendo esquemas de sueño. Así contribuiremos a regular los ciclos circadianos y evitaremos la tendencia al retraso de fase sueño.
- La compañía de familiares, amigos o de otros residentes en los centros de día o residencias ayudan a permanecer activos a nuestros mayores y evitar las siestas recurrentes a lo largo del día.
- Siestas preventivas, siempre de corta duración
- Evitar todo tipo de ejercicio físico que los active antes de dormir para conciliar pronto el sueño nocturno
- Cenas sanas y ligeras (purés, sopas, ensaladas)
- Evitar ver la televisión en los momentos previos de ir a la cama
- Relajarse mediante técnicas de respiración
- Mantener silencio en la habitación para conciliar el sueño más fácilmente
Qué hacer cuando una persona mayor solo quiere dormir
Si detectamos alguno o varios de los síntomas descritos, lo más recomendable es consultar con un especialista. Así este podrá determinar las causas y asesorarnos sobre cómo podemos ayudar a nuestro familiar.
En nuestra mano está el acompañarlos y animarlos a llevar una vida más activa que evite la somnolencia diurna. Además de proporcionarles compañía y conversación, podemos dar paseos con ellos, realizar algún tipo de ejercicio de bajo esfuerzo, jugar a algún juego de concentración… Los centros de día para personas mayores son espacios ideales para mantenerse activos, ya que, en ellos, las personas mayores se relacionan, charlan y participan en las distintas actividades y talleres.
Esperamos que ahora sepas un poco más sobre la hipersomnia y la somnolencia en ancianos y cómo puedes ayudar a tus familiares mayores. Te invitamos a consultar nuestras residencias de mayores y servicios, con todo lo necesario para proporcionar la mayor calidad de vida posible a los residentes.
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