Ver a una persona mayor convivir con un dolor constante es difícil. Ese malestar que no desaparece limita su movilidad, altera su sueño y su ánimo. El tratamiento del dolor crónico en ancianos no consiste solo en tomar pastillas, pues requiere un enfoque que entienda a la persona en su totalidad.
En nuestra residencia de ancianos combinamos distintas terapias según lo que cada residente necesita. Aquí descubrirás qué tratamientos funcionan y cómo pueden mejorar su calidad de vida.
- El dolor crónico persiste más allá de tres meses y afecta entre el 50% y 80% de personas mayores de 65 años.
- La OMS clasifica el dolor crónico en siete categorías principales establecidas en la CIE-11.
- Las causas más habituales incluyen artrosis, osteoporosis, dolor neuropático y patologías oncológicas.
- El tratamiento combina fármacos analgésicos, fisioterapia, apoyo psicológico y terapias complementarias.
- La evaluación del dolor requiere escalas adaptadas, especialmente en personas con deterioro cognitivo.
- Las residencias de mayores implementan programas preventivos con ejercicio adaptado y detección precoz.
¿Qué es el dolor crónico en ancianos?
El dolor crónico se define como aquel que persiste más allá de tres meses o del tiempo normal de curación de una lesión. No se trata de un malestar pasajero, sino de una molestia persistente que afecta a todos los aspectos de la vida diaria, incluido el estado de ánimo y el sueño [1].
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo considera una enfermedad en sí misma, dada su duración e impacto. En España, se estima que alrededor del 17-18 % de la población padece dolor crónico [2], y en el caso de los mayores de 65 años, la cifra asciende entre un 50 y un 80 % de las personas mayores [3].
Tipos de dolor crónico según la OMS
La OMS clasifica el dolor crónico en 7 categorías:
- Dolor crónico primario: es persistente y no tiene una causa médica clara. A menudo, es multifactorial y suele estar asociado a alteraciones funcionales y emocionales.
- Dolor crónico por cáncer: causado directamente por un tumor o sus metástasis, como así también por los tratamientos oncológicos (por ejemplo, neuropatías tras quimioterapia).
- Dolor crónico postquirúrgico o postraumático: aparece o se intensifica después de una cirugía o lesión y continúa más allá de la curación del tejido lesionado.
- Dolor crónico neuropático: originado por una lesión o enfermedad del sistema nervioso central o periférico (por ejemplo, neuropatía diabética o neuralgia posherpética).
- Dolor crónico orofacial y cefalea: dolores crónicos localizados en el rostro, boca o cabeza (cefaleas, migrañas) que se presentan de forma recurrente durante al menos tres meses.
- Dolor visceral crónico: proveniente de órganos internos (por ejemplo, dolor por problemas cardíacos, abdominales o pélvicos de larga duración).
- Dolor crónico musculoesquelético: surge de huesos, articulaciones, músculos o tejidos blandos (típicamente, incluye dolor de espalda, articular por artrosis, etc.).
Causas más comunes del dolor crónico en personas mayores
Principales causas del dolor crónico geriátrico:
- Artrosis y enfermedades musculoesqueléticas: el desgaste de las articulaciones y otros trastornos óseos o musculares son de las principales fuentes de dolor crónico en la tercera edad. La artrosis, la osteoporosis y dolores articulares en general provocan rigidez y malestar continuo en rodillas, caderas, manos o columna.
- Dolor neuropático: daño o disfunción en los nervios que genera dolor crónico, como ocurre en la neuropatía periférica diabética (causante del dolor de pie diabético) [3]. También incluye neuralgias postherpéticas (tras un herpes) u otras lesiones nerviosas que dejan secuelas.
- Dolor oncológico o tras cirugías: el dolor crónico oncológico es común debido al cáncer o a tratamientos. Además, el dolor agudo (por cirugía o fractura) puede volverse crónico, persistiendo tras la curación de la lesión inicial (ej., dolor post-cirugía de cadera o amputación).
- Enfermedades crónicas (insuficiencia venosa, osteoporosis, etc.): la insuficiencia venosa crónica en las piernas provoca dolor y úlceras persistentes por mala circulación. Del mismo modo, la osteoporosis predispone a fracturas vertebrales u óseas que generan dolor prolongado. Enfermedades reumáticas, cardiovasculares o incluso la diabetes también pueden estar detrás de dolores crónicos en mayores.
Evaluación del dolor en adultos mayores
El mayor desafío es que muchos ancianos normalizan el dolor o evitan comunicarlo por miedo a ser una carga. Este proceso de valoración es esencial para mejorar la salud y calidad de vida de un adulto mayor.
La autoevaluación, es decir, lo que el propio paciente nos dice, es siempre la referencia principal. Debemos preguntar activamente, escuchar y creer en su palabra. Sin embargo, cuando existen barreras de comunicación, como el deterioro cognitivo o la demencia, la evaluación se complica.
Escalas de medición del dolor adaptadas a mayores
Medición en personas sin deterioro cognitivo:
- Escala Visual Analógica (EVA): permite al paciente señalar la intensidad del dolor en una línea continua del 0 al 10.
- Escala numérica: el paciente asigna directamente un número del 0 (sin dolor) al 10 (dolor máximo).
- Escala de expresiones faciales: muestra caras desde sonrientes hasta tristes, útil cuando hay dificultades para expresarse verbalmente.
Escalas para personas con deterioro cognitivo o demencia:
Cuando la comunicación verbal está limitada, se emplean instrumentos observacionales que valoran conductas y signos no verbales [5]:
- PAINAD (Pain Assessment in Advanced Dementia): evalúa gestos, expresiones faciales, respiración y vocalizaciones, mediante la puntuación de indicios no verbales.
- Checklist PACSLAC: contiene 60 puntos agrupados en expresión facial, movimientos corporales, personalidad y estado de ánimo.
- Doloplus-2: incluye puntos somáticos (posturas, protección de zonas), psicomotores (movilidad) y psicosociales (comunicación, comportamiento).
Importancia de la observación en personas con demencia
Cuando la demencia u otras afecciones cognitivas dificultan la comunicación verbal, las señales corporales se convierten en el principal medio para detectar molestias. Cuidadores y personal sanitario deben estar atentos a indicios no verbales: muecas, expresiones faciales de disgusto, gemidos, cambios bruscos de comportamiento, agitación o rechazo al movimiento.
En ese sentido, un malestar no reconocido lleva a que el anciano se muestre agresivo o inquieto. En ocasiones, este comportamiento se confunde con un síntoma más de la demencia y se trata con sedantes en lugar de aliviar la causa real [6].
Tratamientos del dolor crónico en personas mayores
El manejo del dolor en la tercera edad debe ser multimodal e individualizado. Esto significa que casi nunca depende de una sola pastilla, sino de la combinación de varias estrategias. En Emera, nuestros equipos médicos y terapéuticos diseñan planes de cuidados personalizados que integran todos los enfoques disponibles.
Tratamiento farmacológico
El pilar inicial del manejo del dolor son los analgésicos farmacológicos adecuados a la intensidad del malestar y a las condiciones del paciente mayor. Habitualmente, se siguen recomendaciones similares a la población general pero ajustadas a la edad:
- Para dolores leves a moderados se emplean los analgésicos no opioides, destacando el paracetamol y los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) como ibuprofeno o naproxeno.
- En caso de malestar de intensidad moderada o severa que no ceden con analgésicos comunes, pueden indicarse opioides. En ancianos se tiende a usar opioides débiles como el tramadol o la codeína para dolor moderado, y reservar opioides más potentes para dolor intenso u oncológico.
- Según el tipo de dolor, se incorporan fármacos coadyuvantes o adyuvantes. Estos grupos de medicamentos coadyuvantes incluyen antidepresivos o anticonvulsivantes para el dolor neuropático, y relajantes musculares para espasmos. Para dolores localizados, pueden usarse tópicos (cremas con capsaicina, parches de lidocaína) para minimizar efectos sistémicos.
Se debe tratar el dolor crónico en ancianos con cautela. Por los cambios metabólicos del mayor, es mejor iniciar con dosis bajas y ajustar lentamente. Elegir el menor número de fármacos posible y con el mejor perfil de seguridad, considerando otras enfermedades para evitar interacciones.
Terapias no farmacológicas
Las terapias físicas complementan el tratamiento farmacológico. La fisioterapia para personas mayores contribuye a reducir el dolor, mejorar la elasticidad, aumentar la fuerza y mejorar el equilibrio. Entre las técnicas destacan:
- Terapia manual: movilización de articulaciones y tejidos blandos.
- Ejercicios terapéuticos: rutinas específicas para mejorar la movilidad y la fuerza.
- Electroterapia: la estimulación nerviosa transcutánea (TENS) utiliza señales eléctricas leves para ayudar a controlar el dolor.
- Masaje terapéutico: manipulación de tejidos para relajar y reducir molestias.
Terapias complementarias
- La acupuntura (estimulación con agujas en puntos específicos) puede aliviar ciertos tipos de dolor crónico, estimulando los sistemas naturales analgésicos del cuerpo. Muchos mayores con artrosis y molestias lumbares refieren mejoría tras varias sesiones de acupuntura, reduciendo incluso la necesidad de medicamentos [7].
- Los masajes terapéuticos son muy útiles para relajar la musculatura contracturada y disminuir dolores musculares o articulares. Un masaje suave mejora la circulación, reduce la rigidez y proporciona confort al anciano con dolor crónico de espalda y cuello.
- Técnicas mente-cuerpo: se ha demostrado que el ejercicio terapéutico como yoga o tai chi beneficia a personas con artrosis o fibromialgia, tanto en dolor como en equilibrio y estado de ánimo [8].
- Terapias artísticas y sensoriales: participar en actividades de musicoterapia, arteterapia o talleres de reminiscencia puede no quitar el dolor físico directamente, pero sí mejora el estado anímico y distrae la atención del malestar.
Apoyo psicológico y técnicas de relajación
El dolor crónico en mayores afecta profundamente el estado emocional, generando ansiedad, depresión y estrés. Las terapias psicológicas para adultos mayores en residencias incluyen principalmente la terapia cognitivo-conductual (TCC), que ayuda a cambiar patrones de pensamiento negativos y desarrollar estrategias de afrontamiento [9].
Estas intervenciones también abordan el miedo al movimiento (kinesiofobia) que muchos ancianos desarrollan tras experimentar episodios dolorosos.
Por su parte, las técnicas de relajación complementan el trabajo psicológico: respiración consciente, meditación, visualización creativa y mindfulness. Estas herramientas reducen la percepción del dolor al promover estados de calma y disminuir la tensión muscular.
Prevención y cuidados en residencias de mayores
Aunque no todo dolor se puede evitar, tenemos la posibilidad de reducir su impacto. Implementar consejos para un envejecimiento saludable disminuye la incidencia de muchas patologías dolorosas. En nuestras residencias Emera, el enfoque preventivo es prioritario en el plan de cuidados diarios.
Estrategias de prevención y cuidado:
- Actividad física adaptada y ejercicios de movilidad: nuestros programas de gerontogimnasia, paseos terapéuticos y ejercicios de movilidad adaptados a cada residente mantienen las articulaciones flexibles y los músculos tonificados.
- Alimentación equilibrada y descanso adecuado: una dieta con propiedades antiinflamatorias, rica en frutas, verduras y omega-3, ayuda. Igualmente, asegurar un buen descanso nocturno es indispensable, ya que la falta de sueño empeora la percepción del malestar.
- Detección precoz de signos de dolor en personas dependientes: nuestro personal está formado para identificar indicadores tempranos de dolor, especialmente en personas con comunicación limitada. La observación de cambios en el comportamiento, posturas anómalas o alteraciones del apetito y sueño permite intervenir antes de que las molestias se agraven.
Abordar el tratamiento del dolor crónico en ancianos requiere un enfoque integral, paciente y profundamente humano. No existe una solución única, sino una combinación de ciencia médica y cuidados compasivos. En Grupo Emera, aplicamos este enfoque multidisciplinar, desde la valoración médica hasta la fisioterapia y el apoyo emocional, para contribuir al bienestar integral de nuestros residentes.
Referencias:
[1] MedlinePlus en español. (2025, marzo 14). Dolor crónico. https:// medlineplus.gov/spanish/chronicpain.html
[2] Grünenthal Pharma. (s.f.). Clasificación del dolor crónico según la OMS.
https:// dolor.com/areas-de-interes/dolor-cronico/clasificacion-del-dolor-cronico-segun-la-oms
[3] Laboratorios Viñas. (2019, octubre 7). Dolor crónico en las personas de la tercera edad. https:// vinas.es/blog/noticia/tratamiento-del-dolor/250-dolor-cronico-en-las-personas-de-la-tercera-edad
[4] de Andrés, A. J., Acuña, J. P., & Olivares, S. A. (2014). Dolor en el paciente de la tercera edad. Revista Médica Clínica Las Condes, 25(4), 674-686. https://doi.org/10.1016/S0716-8640(14)70089-6
[5] Gil Gregorio, P. (coord.), Fernández Alonso, C., Gutiérrez Rodríguez, J., López Mongil, R., López Trigo, J. A., & Viloria Jiménez, M. A. (2016). Guía de buena práctica clínica en geriatría: Dolor crónico en el anciano (3.ª ed.). Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. ISBN 978-84-7867-322-3. https:// segg.es/media/descargas/GBPCG%20DOLOR%20CRONICO.pdf
[6] Instituto de Investigación Sanitaria Aragón (IISA). (2020, diciembre 18). Se precisan herramientas más fiables para la evaluación del dolor en personas con demencia. https:// iisaragon.es/se-precisan-herramientas-mas-fiables-para-la-evaluacion-del-dolor-en-personas-con-demencia/
[7] U.S. Department of Veterans Affairs. (s.f.). Cómo afrontar el dolor crónico.
https:// veteranshealthlibrary.va.gov/spanish/rehab/chronicpain/142,85794_VA
[8] National Institutes of Health. (2018). Control del dolor. Más allá de los opioides. https:// salud.nih.gov/recursos-de-salud/nih-noticias-de-salud/control-del-dolor
[9] Fundación Atilano Sánchez Sánchez. (s.f.). Estrategias para manejar el dolor en personas mayores. https:// fundacionfass.org/general/estrategias-para-manejar-el-dolor-en-personas-mayores/



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