En la residencia de mayores en Guadalajara, nuestro Terapeuta Ocupacional Adrián lleva a cabo sesiones de terapia de reminiscencia con personas mayores. Recientemente nos comentó como ayudó a Andrea, en colaboración con su familia, a confeccionar su libro de reminiscencia. Nos ha parecido un recurso muy interesante para trabajar la historia de vida de nuestros residentes y una ocasión para explicar qué es la terapia de reminiscencia con personas mayores, cómo se lleva a cabo y qué beneficios aporta.
¿Qué es la terapia de reminiscencia con mayores?
La reminiscencia consiste en que una persona evoque recuerdos y acontecimientos ya ocurridos. Se trata de estimular a la persona para que exprese vivencias pasadas y las vincule con el presente. Cuando esta actividad es dirigida por un profesional y se realiza de manera estructurada, se engloba dentro de un marco terapéutico, pero es un ejercicio que también se puede practicar en casa de modo informal entre los familiares.
El objetivo de la terapia de reminiscencia es que la persona mayor fortalezca y consolide su capacidad de autorreconocimiento y su propia identidad frente a los cambios que implica el proceso de envejecimiento.
Además, en Emera trabajamos según un Modelo de Cuidados en Acompañamiento propio, por el que ofrecemos a cada residente una atención y cuidados centrados en la persona. Nuestra guía, entre otras cosas, contempla trabajar su Historia de Vida por lo que la terapia de reminiscencia es un excelente recurso para descubrir y conocer más a la persona mayor.
¿Cómo se lleva a cabo la terapia de Reminiscencia?
Durante la terapia de reminiscencia, el profesional recurre a la narración y hace preguntas a los residentes para traer a su mente recuerdos de experiencias vividas.
Igualmente, la estimulación sensorial es muy eficiente para ayudar a las personas mayores, especialmente a aquellas que padecen algún tipo de demencia, a recordar sensaciones y consecuentemente, sus vivencias. Por esta razón, es muy habitual en esta terapia apoyarse en recursos que actúan como “un elemento desencadenante” para traer a la memoria acontecimientos del pasado como son fotos, objetos, música, sonidos, sabores, etc.
¿Qué beneficios tiene la terapia de reminiscencia?
La terapia de reminiscencia se centra en potenciar principalmente dos tipos de memoria: la memoria autobiográfica (episódica) y la memoria semántica.
La memoria autobiográfica es la de los recuerdos personales de eventos específicos como el día de una boda, el primer trabajo, el nacimiento del primer hijo, etc. Son momentos que han marcado la vida de la persona desde un punto de vista contextual, espacial, temporal y emocional.
La memoria semántica es la que almacena y organiza toda la información que tenemos y que está relacionada con los conocimientos, conceptos, hechos, sucesos y con el lenguaje y el significado de las palabras. Es lo que nos permite comprender el mundo que nos rodea.
Además, durante las sesiones, que pueden ser individuales o grupales, se trabajan:
- La atención y concentración,
- La percepción y los sentidos,
- La orientación espaciotemporal,
- El lenguaje expresivo y comprensivo,
- Las gnosias,
- Las emociones,
- Las relaciones interpersonales (terapeuta/paciente o con el resto de los compañeros si es una terapia grupal).
Rememorar los sucesos de nuestra vida y recordar nuestro pasado son procesos naturales y saludables, más en la etapa del envejecimiento donde la persona evalúa su vida. Los recuerdos ayudan al mayor a mantener su propia identidad personal y reforzar su autoestima.
El libro de reminiscencia, una herramienta muy útil que apela a la colaboración de los familiares del residente.
Entrevistamos a Adrián, Terapeuta Ocupacional en nuestra residencia de mayores en Guadalajara, quien ayudó a Andrea, residente en el centro a realizar un libro de reminiscencia que recopila su Historia de Vida con apoyo de fotografía.
- ¿Nos puedes contar cómo surge la idea de esta actividad en vuestro centro?
Bueno, yo siempre he tenido una especial estima a la terapia de reminiscencia ya que realiza un abordaje prácticamente holístico de la persona al mismo tiempo que ofrece una actividad, que no solo es sencilla sino también muy atractiva para los residentes.
Además, me parece que está íntimamente ligada a la terapia ocupacional en el adulto mayor, teniendo en cuenta que, para la mayoría de las personas mayores, el rememorar situaciones pasadas en compañía de otros es algo significativo y que forma parte de su vida diaria.
- ¿En qué consiste la actividad y qué has necesitado para ponerlo en marcha?
La actividad consiste fundamentalmente en explorar la historia de vida del residente de una forma estructurada, elaborando un libro de recuerdos, que facilite el recuerdo organizado de acontecimientos pasados de tal forma que obtenemos la estimulación de una gran cantidad de componentes cognitivos.
Dependiendo de cada persona es necesario estructurarlo de una manera o de otra. Por ejemplo, con Andrea descubrí que le era más fácil recordar si se realizaba una división de su vida por décadas y cada día trabajábamos una de ellas. Además, traté de ofrecerle referencias históricas y sociales para que le resultase más sencillo ubicar cada una de las décadas, como por ejemplo los años de la Guerra Civil, el fallecimiento de algún famoso o la celebración de un aniversario importante.
Para poner en marcha una terapia de reminiscencia, lo más importante es una buena predisposición, interés y paciencia para cada día ir descubriendo una cosa nueva sobre ella. Cierto es, que contar con material sensorial ya sea este visual, auditivo, olfativo… puede ayudar; pero lo primordial es estar atento, explorar las capacidades y las dificultades de la persona e ir adaptándote continuamente las mismas.
- ¿Qué destacarías de esta experiencia?
Supongo que lo que más destacaría sería los momentos en los que hemos trabajado recuerdos con una carga emocional muy importante, como la muerte de su padre o el nacimiento de sus hijos. Han surgido sentimientos de tristeza y miedo, pero también de alegría, respeto y confianza en su familia; entre otros muchos.
Creo que la terapia, por tanto, no solo le ha supuesto un beneficio a Andrea, sino también a mí, porque ahora la conozco mucho mejor y compartir estas experiencias ha reforzado nuestro vínculo terapéutico.
- ¿Qué opina al respecto el residente? ¿Y su familia?
A lo largo del proceso, Andrea siempre se sorprendía porque apenas recordaba todo lo que habíamos hablado en la sesión anterior y no llegaba a entender cómo podía saber tanto sobre ella. Eso sí, se lo tomaba siempre con muy buen humor. Cuando vio su libro de reminiscencia terminado le gustó mucho y se lo enseñó a toda su familia.
Su hijo me ayudó a ir recopilando fotografías de Andrea en diferentes momentos de su vida y siempre me ha expresado un gran agradecimiento por implicarle de forma directa en el proyecto. El libro ha sido una vía para acercar la familia de Andrea al cotidiano de la vida en el Centro, hacerles partícipes en la atención y los cuidados de su familiar.
Es más, a una de sus nietas le sirvió como idea para fabricarle a Andrea un álbum de fotos con su familia al completo en el que, además, viene indicado como se llama cada uno de los que salen en cada imagen, lo cual es muy útil para que podamos (tanto familiares como profesionales) trabajar con ella otras alteraciones como su prosopagnosia.
Para concluir, a través de la terapia de reminiscencia, las personas revisan su Historia de Vida. Es una actividad que, entre otras cosas, permite trabajar la atención, la concentración y la memoria, como ayudar a nuestros mayores a solventar conflictos no resueltos y que se sientan satisfechos de sus éxitos y, en definitiva, se perciban como personas autorrealizadas con una vida completa aportándoles un estado de tranquilidad y paz interior. Igualmente repercute muy positivamente en el vínculo entre el terapeuta y el usuario o, cuando se realiza en grupo, en los lazos entre todos los participantes.
Extracto del libro de reminiscencia de Andrea
Con 6 años empecé a ir al colegio en la Cabrera. Allí me enseñaron a leer y escribir, vamos, lo que se hacía en cualquier escuela. Tuvimos varios maestros, pero no solían ser de nuestro pueblo, sino que venían de Madrid. Eran muy buenos profesores y se esforzaron mucho en que fuésemos personas educadas y maduras. A veces nos castigaban y nos daban con una vara en las manos, pero no era muy habitual y solo lo hacían a aquellos que se habían portado mal.
Yo ayudaba mucho a mi madre cuando era pequeña, al principio me mandaba recoger agua y según iba cumpliendo años me mandó otras tareas como ir con mi hermana a lavar la ropa a un nacimiento de agua que teníamos cerca de casa. Era un trabajo duro y costoso.
En verano aprovechábamos para ir a bañarnos al río y también para visitar a los hermanos de mi madre que vivían en Madrid.
Lo que más recuerdo de esos años era el ir y venir de los obreros a una fábrica cercana que se dedicaba a hacer papel y que además tenía un caserío, era muy bonita.
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