Un centro de personas mayores debe ofrecer siempre los mejores servicios. Y aunque para tal fin cuente con el mejor equipo humano y las instalaciones más apropiadas, hay elementos que, sean obligados por ley o no, no deberían faltar. Este es el caso de los desfibriladores.
No son pocas las situaciones en las que la tenencia de un desfibrilador externo en cualquier tipo de instalación no sanitaria ha podido salvar la vida de una persona. Más importante será aún ese dispositivo si en dichas instalaciones viven personas de la tercera edad, como es el caso de una residencia de ancianos. Veamos la importancia de poseer desfibriladores en las residencias de mayores.
¿Por qué es importante contar con desfibriladores en las residencias de mayores?
Tener desfibriladores puede ser la diferencia entre salvar la vida a un usuario en una residencia de ancianos o no poder hacerlo. En estos centros, en los que viven personas de edades avanzadas, las probabilidades de que alguna de ellas sufra un paro cardíaco o muerte súbita son muy altas.
Las residencias deben brindar niveles elevados de atención y de protección para sus residentes y las personas que se encargan de sus cuidados. Por todo ello, es muy relevante contar con desfibriladores externos.
Además, poseer estos dispositivos no solo transmitirá confianza a quienes allí viven o trabajan, sino a los familiares de esas personas.
La importancia de tener desfibriladores en las residencias de mayores se resume en:
- Permiten actuar de manera rápida y, por tanto, aumentar la probabilidad de que una persona en parada cardíaca recupere el sentido.
- Es el propio aparato el que detecta y analiza el ritmo cardíaco.
- A su vez, también es el mismo desfibrilador el que, tras la detección del ritmo del corazón, decide si es necesario llevar a cabo la descarga.
- La descarga puede hacerse de forma automática (DEA) o semiautomática (DESA).
- La instalación de uno de estos aparatos en la residencia de mayores puede salvar la vida de residentes, personal o visitantes.
- Da un plus de confianza a quienes viven en estos centros.
- También transmite confianza a los familiares de los mayores.
- Es una herramienta segura y sencilla de usar. Una grabación de audio va explicando el procedimiento de su uso.
- Los desfibriladores externos emplean electrodos adhesivos. Estos son los que se encargan de realizar la descarga gracias a una desfibrilación remota.
- A pesar de que en algunas comunidades no exista obligación de tener desfibriladores en las residencias de mayores, que la residencia de ancianos cuenten con estos dispositivos aportará al centro una imagen de atención mucho más cuidadosa.
- También es importante su tenencia porque estos aparatos están conectados con el 112. De esta manera, cuando se abre la vitrina para utilizarlos, se realizará una llamada automática a este servicio. Además, el número y la ubicación quedan recogidos en cada caso tras su instalación, por lo que se pone en marcha un protocolo de urgencia para que una UVI móvil con soporte vital básico se dirija a la residencia.
Tipos de desfibriladores para la residencia de mayores
Un desfibrilador es un dispositivo que puede administrar una descarga eléctrica de forma directa al corazón, atravesando la pared torácica.
Los tipos de desfibriladores que se usan en los centros de ancianos son dos:
- Desfibriladores externos automáticos (DEA).
- Desfibriladores externos semiautomáticos (DESA).
La diferencia principal entre un dispositivo DEA o DESA se encuentra en sus propios nombres, ya que uno es automático y el otro semiautomático.
El DEA tiene una tecnología avanzada que permite realizar las descargas eléctricas necesarias sin que la persona que lo pone en funcionamiento dé su autorización.
Por su parte, en la desfibrilación externa semiautomática, tras la evaluación pertinente, se lleva a cabo la descarga. Sin embargo, será el individuo quien proceda a presionar el botón. Esto no es una tarea para nada compleja, ya que una grabación de voz va narrando el procedimiento a seguir.
¿Cómo incluir los desfibriladores en la residencia de anciano?
Los centros residenciales para mayores pueden adquirir los desfibriladores por compra o por renting.
Suele ser esa segunda opción la más elegida por los responsables geriátricos, pues es una modalidad más cómoda para cardioproteger las instalaciones. Esto es así porque en el propio alquiler se incluye su mantenimiento, la formación en su uso y, en muchos casos, la formación para la reanimación cardiopulmonar en personas mayores.
¿Cómo actúan los desfibriladores no sanitarios?
Sabemos que es importante tener en la residencia de mayores un DEA o DESA, pero también será esencial conocer su funcionamiento básico.
Un desfibrilador externo automático o semiautomático administra una desfibrilación (descarga eléctrica controlada) al corazón, con el fin de revertir la fibrilación ventricular, parada cardiorespiratoria o muerte súbita. De esta manera, logran restablecer el ritmo cardíaco normal.
Lo mejor de estos desfibriladores es que casi cualquier persona, sin que tenga conocimientos del mismo o estudios sanitarios, puede hacer uso de ellos en momentos de urgencia.
El aparato cuenta con unos parches que dan una descarga máxima de 250 julios. Esto lo único que hace es recuperar el corazón. Es decir, su funcionamiento no es a través de palas como las que se usan en los hospitales.
Al poner los parches a la persona, los sensores integrados analizan su ritmo cardiaco, detectan si está sufriendo una parada cardiorespiratoria y si es así, determinan cuándo es necesario proceder a la desfibrilación y provocan esa descarga.
La seguridad del aparato es absoluta, especialmente en los automáticos. Esto es así porque por mucho que se pulse el botón de descarga, esta no se producirá si el detector considera que no es necesario.
Los pasos a seguir van siendo indicados con instrucciones de voz: desde cómo sacar los parches hasta cómo ponérselos al paciente y si es necesaria la descarga o no. Además, el propio aparato también marca los tiempos para la RCP.
Como hemos visto, es importante tener en la residencia de mayores un DEA y su uso es muy simple. Sin embargo, uno de los requisitos necesarios para la instalación de estos dispositivos suele ser contar con personal en el centro formado en su uso y con conocimientos para la reanimación cardiopulmonar en personas mayores.
Y aunque estos requisitos no fuesen obligatorios, es esencial que todo el personal de una residencia de ancianos tenga formación en ambos aspectos, ya que se trata de usuarios muy predispuestos a necesitar este tipo de ayuda.
¿Es obligatorio tener desfibriladores en la residencia de mayores?
Ubicar desfibriladores en un ámbito no sanitario comprende a empresas, servicios, establecimientos, entidades y demás espacios públicos y privados en el que vivan, trabajen, transite o permanezca un gran número de personas. Por eso es habitual verlos tanto en un restaurante, como en una estación de metro.
Sin embargo, contar con desfibriladores externos en espacios públicos y privados no siempre es obligatorio y en lo que a obligación de tener desfibriladores en las residencias de mayores se refiere, eso va a depender de la normativa de cada Comunidad Autónoma.
Normativas sobre desfibriladores que obligan a cardio proteger residencias de mayores
En Madrid (Decreto 78/2017, de 12 de septiembre) y Aragón (Decreto 30/2019, de 12 de febrero) es obligatorio en centros residenciales de la tercera edad donde haya, al menos, 200 plazas.
Para Navarra, según el Decreto Foral 6/2019, de 30 de enero, hay obligación de tener desfibriladores en las residencias y centros de mayores con discapacidad que cuenten con más de 100 plazas.
Por su parte, en Cataluña, el RD 30/2015, de 3 de marzo, recoge que es necesario este dispositivo en aquellos lugares con 100 o más plazas donde se lleven a cabo actividades de residencia o centros de día para ancianos, personas con discapacidad sensorial, intelectual o física, que sufran enfermedad mental o en las que haya habitualmente usuarios que no puedan participar en una evacuación por sus propios medios.
Por último, en Aragón (Decreto 16/2019, de 12 de marzo) recomiendan y no es obligatoria, su instalación en centros residenciales de más de 80 camas para personas mayores, con discapacidad, trastorno mental o cualquier otro colectivo con condiciones especiales de vulnerabilidad física o mental.
Aunque cada vez son más comunidades autónomas las que se suman a la obligatoriedad de disponer de desfibriladores externos en lugares no sanitarios, de momento, la obligación de tener desfibriladores en las residencias de mayores no está presente en más comunidades, Aun así, es algo muy recomendable.
Se debe tener en cuenta que, al año, se producen alrededor de 30.000 paradas cardiorespiratorios. Una cifra que se podría reducir muchísimo si se aplicase la desfibrilación a la víctima en los primeros 5 minutos.
Garantizar la buena salud de los residentes debe ser siempre una de las prioridades para cualquier centro. Por ello, la atención médica en residencia de mayores debe ser continuada y contar con dispositivos como los desfibriladores, debe hacerse, no solo por cumplir con una obligación o recomendación, sino como una necesidad.
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