El periódico Heraldo de Aragón ha entrevistado a Nuria Bielsa, directora de la residencia de mayores en Zaragoza del Grupo Emera
“Nuestra meta es crear un clima de confianza, de escucha y empatía para que el o la residente nos cuente por qué ha llegado hasta nosotros, lo que necesita y lo que espera de una residencia de mayores.”
Así resume Nuria Bielsa, Directora de la residencia y centro de día Emera Zaragoza, el punto de partida del acompañamiento de los futuros residentes en el ingreso y la fase de adaptación a su nuevo entorno de vida.
Al unirse al Grupo Emera, el equipo profesional transdisciplinar del centro ha profundizado en la atención centrada en la persona y ha sabido hacer suyo el modelo de cuidados en acompañamiento propio de Emera.
El departamento médico y de enfermería, así como las áreas de fisioterapia, terapia ocupacional y animación sociocultural hacen hincapié no sólo en la valoración asistencial inicial del residente (y su seguimiento correspondiente), sino también en su historia de vida, sus gustos y sus preferencias, para poder elaborar un plan de atención individualizado que se adecue a las necesidades y expectativas de cada uno.
De esa manera, todos los cuidados se adaptan de forma continua y con mucho cariño a las demandas sociales, físicas y emocionales de todos los residentes, tanto si se encuentran en el centro para una estancia permanente como temporal. Si éstos por sus capacidades cognitivas ya no pueden relatar su historia personal y expresar su opinión, el equipo se apoyará en sus familiares.
“Cualquier detalle puede ser de interés para nosotros y así lograr que su estancia sea lo más agradable posible” añade Nuria Bielsa. “Se trata de dignificar el cuidado conforme a los gustos y preferencias de cada residente”.
Además de proporcionar cuidados asistenciales profesionales y de calidad, Emera Zaragoza ofrece un hogar a sus residentes. Es lo que se percibe en los salones y espacios comunes, así como en la encantadora terraza ajardinada de la residencia donde los residentes pueden realizar actividades dirigidas grupales o individuales, así como disfrutar de momentos de tertulias.
Esta percepción está reforzada por el cuidado que se da a la restauración, otro pilar esencial del modelo de atención de Emera. Los menús supervisados por el departamento médico de la residencia de ancianos están integralmente elaborados en la cocina propia del centro.
Los profesionales han sido seleccionados en función de su formación y experiencia en la atención al mayor. Eso permite que la residencia ubicada en el barrio del Arrabal pueda acoger tanto a personas válidas que quieren despreocuparse de las contingencias del día a día, y conciliar seguridad con libertad de ir y venir, como a personas asistidas que padecen algún deterioro cognitivo o demencia, con o sin alteraciones de la conducta. En ambos casos los usuarios se benefician de talleres específicos a sus necesidades asistenciales.
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