Las estancias temporales son ingresos de corta o media duración que las personas mayores realizan en las residencias de mayores por una necesidad concreta en un momento puntual como rehabilitación, recuperación, respiro familiar, ausencia imprevista del cuidador principal, etc.
Todas las residencias de mayores Emera ofrecen la posibilidad de realizar estancias temporales en cualquier momento del año. Entrevistamos a Miriam Martínez, Trabajadora Social, y a Luis Miguel Jiménez, Fisioterapeuta, ambos miembros del equipo de la residencia de mayores en Madrid el Álamo para que nos expliquen en qué consisten las estancias temporales en las residencias Emera.
¿Cuáles son los principales motivos de estancia temporal en una residencia de mayores? ¿Qué duración suelen tener?
Un ingreso temporal en un centro residencial puede estar motivado por varias razones. Sucede por decisión de la propia persona mayor o por necesidades puntuales de la familia. En todo caso, el ingreso en residencia de mayores por estancia temporal se debe a una situación de carácter transitorio. A menudo, debido a que la persona mayor no puede mantenerse en su domicilio por un tiempo determinado porque su familia o entorno cercano no disponen de medios para proporcionarle la asistencia o cuidados que necesita.
Una de las casuísticas habituales es la estancia temporal por rehabilitación o recuperación. En este caso hablamos de recuperación tras una hospitalización, convalecencia por alguna enfermedad, rehabilitación tras sufrir un accidente como una fractura de cadera, un ictus, etc. La persona mayor requiere de un entorno adaptado y de un plan de cuidados específicos que fomente su pronto restablecimiento o, en su defecto, retrase o limite al máximo posible una pérdida de autonomía.
Igualmente, acuden a nuestras residencias personas mayores dependientes por “respiro familiar”. En ocasiones, las familias que se dedican al cuidado del mayor dependiente durante todo el año se ven sobrecargadas y precisan de un intervalo de descanso. En verano, por ejemplo, muchas familias no pueden llevarse a la persona mayor dependiente de vacaciones porque no puede aguantar largos viajes, no le siente bien el cambio de clima, de rutina o simplemente, la misma familia necesita descansar. En nuestras residencias, tenemos familias que, año tras año, recurren a las estancias temporales para poder irse de vacaciones con la tranquilidad de que mientras ellos estén fuera, sus seres queridos estarán bien atendidos y cuidados.
Recurrir a una estancia temporal puede ser asimismo una solución idónea en caso de indisponibilidad puntual del cuidador principal, como puede ser una cirugía programada que precisa su ingreso hospitalario o un imprevisto que le impide cuidar de su pariente de un día para otro.
Y por supuesto, también tenemos a personas mayores que eligen realizar una estancia temporal en nuestro centro porque, durante un tiempo, quieren cambiar de aire, evitar la soledad, participar en las terapias y actividades que organizamos en la residencia, etc.
No hay tiempo definido para una estancia temporal. Se puede tratar de una estancia de una noche hasta seis meses, aunque desde Emera nos adaptamos a lo que necesite tanto la familia como el residente. Si lo precisan, no tenemos ningún inconveniente en atender a estancias temporales muy breves como, por ejemplo, una estancia para un fin de semana.
¿Cuáles son los beneficios de las estancias temporales?
Las estancias temporales responden a necesidades transitorias y tienen múltiples beneficios tanto para la persona mayor como para su entorno. La persona que ingresa en la residencia para su estancia temporal recibe la misma atención que la persona mayor que vive en el centro de forma permanente.
A su llegada a la residencia, conforme al Modelo de Cuidados en Acompañamiento propio de Emera, realizamos una valoración de su estado físico, psíquico y emocional. Analizamos sus gustos, preferencias y elaboramos un plan de cuidados personalizado para toda la duración de su estancia en nuestra residencia. Y, a la par, le apoyamos, asesoramos y acompañamos tanto a él como a su familia para garantizar su adaptación a su nuevo entorno de vida.
El residente temporal tiene acceso a todos los servicios que se prestan en el centro: terapias, fisioterapia, talleres y actividades, servicio de restauración, etc.
Y, en el caso de las estancias temporales por rehabilitación o recuperación, la valoración inicial del residente nos permite brindarle un plan de cuidados que no sólo responde a sus necesidades asistenciales y a las pautas marcadas por el médico especialista en el momento del ingreso sino también plantea una serie de objetivos, ejercicios y uso de herramientas que potencien una mejora de su estado de salud integral (salud física, psíquica, emocional). Podríamos citar objetivos como: recuperar y/o mantener el grado de autonomía personal a través de los ejercicios de rehabilitación o la fisioterapia, potenciar las capacidades cognitivas por medio de las distintas terapias, fomentar el bienestar y las relaciones sociales a través de la participación en las diferentes actividades que se desarrollan en el centro, etc. Es importante que la persona se sienta acompañada, tanto en el día del ingreso, como en el proceso de su adaptación y durante toda su estancia en el centro. De esta forma, contribuimos a su recuperación y propiciamos un retorno óptimo a su domicilio, en el menor tiempo posible.
Por otro lado, las estancias temporales otorgan a las familias tiempo libre y descanso. Durante la estancia de su ser querido, las familias pueden cuidarse, volver a mantener sus aficiones, relacionarse con su entorno evitando el aislamiento social, irse de vacaciones o fin de semana, etc. Todo ello, les permite desarrollar habilidades que ayudan a combatir el síndrome llamado “sobrecarga del cuidador”. Además, durante la estancia de la persona mayor, nuestro equipo de profesionales orienta, asesora, informa y guía a la familia para ayudarla durante todo el proceso.
Al final, tanto con los residentes como con sus familias, establecemos vínculos que van más allá del tiempo de la estancia temporal. Es frecuente que vuelvan a recurrir a nuestros servicios en el futuro y, en algunos casos, hasta deciden quedarse en el centro de forma permanente.
¿Cómo solicitar una estancia temporal en la residencia de mayores Emera?
El primer paso es ponerse en contacto con la residencia de ancianos a través de las diferentes vías habilitadas para ello: por teléfono, a través de correo electrónico, de nuestra página web, etc.
Desde Dirección y Trabajo Social proporcionamos a la familia o al futuro residente toda la información que nos solicita y concertamos una visita al centro. Es imprescindible para nosotros conocer las circunstancias y el estado de la persona que va a ingresar para la estancia temporal, saber qué espera, tanto la familia, como el residente de nosotros y qué es lo que necesitan.
La visita es un momento muy importante en el cual conocemos a la familia y/o al residente. Durante la misma, enseñamos las instalaciones de la residencia y orientamos e informamos a la familia y/o residente sobre el funcionamiento y la dinámica del centro, los servicios que ofrecemos, los requisitos indispensables para el ingreso de la persona, etc.
Cuando la familia o el futuro residente confirma el ingreso para la estancia temporal en nuestra residencia, se determina el día y hora de llegada, así como la fecha de fin de estancia aproximada.
El día del ingreso, nuestro equipo multidisciplinar recibe y acoge tanto a la familia como al residente, los acompaña durante todo el proceso de la estancia para que se sientan lo más a gusto posible, como en su casa.
¿Por qué las estancias temporales son un excelente recurso para rehabilitación o recuperación post ingreso hospitalario?
Existen determinadas circunstancias en las cuales una persona mayor puede perder temporalmente la autonomía en su día a día, no pudiendo valerse por sí misma, ya sea por una enfermedad (que haya podido requerir de un ingreso hospitalario o no), por una lesión, un accidente o por un proceso quirúrgico.
Optar por una estancia temporal en una residencia de mayores para rehabilitación o recuperación post ingreso hospitalario, suele ser la forma más rápida de recuperar la funcionalidad pérdida y, sobre todo, con ayuda de profesionales, permite alcanzar un mayor grado de independencia funcional.
En las residencias de mayores Emera los fisioterapeutas tenemos una amplia y certificada experiencia en atención fisioterapéutica a personas mayores así que, en todo momento, nos concentramos en que la persona se reponga según los objetivos planteados, optimizamos los tiempos de recuperación, y atendemos a la persona según sus necesidades específicas.
Al final, se trata de facilitar el retorno al domicilio y que dicho retorno se haga en las mejores condiciones posibles.
¿Qué se toma en cuenta en el plan de cuidados de este tipo de estancia?
Cuando el residente (o su familia por él) decide ingresar de forma temporal en nuestra residencia, pasa a formar parte de “nuestra familia”, como cualquier otro residente. Y, a su llegada, desde el departamento de fisioterapia, realizamos una primera valoración de su persona y su situación.
Por un lado, con un enfoque meramente clínico, cuantificamos el daño de la lesión: se valora la autonomía perdida y el estado funcional y motor actual, en relación con el estado basal anterior al deterioro o lesión.
Por otro lado, analizamos el estado anímico en el que se encuentra al inicio de la estancia temporal, nos informamos acerca del proceso psicológico que ha sufrido el residente desde el inicio del deterioro. Por ello, escuchamos a la persona y creamos un clima de confianza para que nos cuente su historia, qué le pasó hasta llegar a nosotros, cuáles son sus expectativas en nuestro centro y qué objetivos quiere alcanzar durante el proceso de su rehabilitación y su estancia temporal. Es fundamental conocer al residente y determinar su estado psíquico porque así, podemos evaluar el grado de involucración que tendrá durante cada etapa de su recuperación y, además, podremos determinar hasta donde quiere o puede llegar.
Por último, una vez efectuada nuestra valoración fisioterapéutica, compartimos nuestras conclusiones con el resto de los profesionales del equipo transdisciplinar del centro. Juntos, establecemos un plan de cuidados integral e individual que se adapta a las necesidades y preferencias del residente. Y, en base a este plan, desde el departamento de fisioterapia, tanto en las sesiones individuales como grupales, utilizaremos las herramientas y técnicas necesarias para alcanzar los objetivos establecidos en el menor tiempo posible.
Un caso concreto…
Urbano ingresó en nuestra residencia después de una larga estancia en el hospital. Llegó con una importante debilidad generalizada, con incapacidad para deambular e incluso para poder mantenerse de pie.
Requería una silla de ruedas para los traslados, y para cualquier desplazamiento necesitaba de ayudas mecánicas. Vino a nuestra residencia con un estado de ánimo muy mermado porque hasta su hospitalización siempre había vivido solo en su domicilio y había sido totalmente autónomo.
Muy a su pesar, se encontraba en una situación de extrema dependencia. Lo único que podía hacer de forma autónoma y sin ayuda era comer, para todo lo demás, necesitaba asistencia. Además, presentaba dificultad respiratoria que provocaba que, ante cualquier esfuerzo, se fatigaba. Al salir del hospital, su regreso al domicilio era totalmente inviable.
La recuperación de Urbano ha ido despacio. Primero, lentamente, fue ganando fuerza tanto en miembros superiores como en miembros inferiores, lo que le permitió poder mantenerse en pie. Poco a poco y con constancia, pudo comenzar a trabajar la deambulación (andar) en las paralelas. Y posteriormente, ya con un correcto control del tronco y de estabilidad en miembros inferiores, comenzó a utilizar la rampa y escaleras. Al principio le suponía mucho esfuerzo y fatiga, pero Urbano siempre lo hacía con optimismo y empeño.
Hoy, y tras muchos esfuerzos, voluntad e implicación en el proceso de su rehabilitación (algo muy importante en una recuperación), Urbano ya es capaz de andar 50 metro con andador y de forma autónoma. Su mejoría física incidió directamente en una mejoría de su estado anímico.
Cada día, Urbano avanza un poquito más hacía su salida de la residencia, mientras tanto, dice que “Emera El Álamo, ahora, es su casa”.
Comments are closed.