En lo que respecta a todo lo relacionado con los cuidados de las personas mayores, familiares y profesionales juegan un papel fundamental. Resulta imprescindible estar muy atentos a las señales de desgaste que suelen producirse como consecuencia de estar al cuidado de una persona dependiente. El síndrome del cuidador quemado o burnout es una patología que pueden padecer familiares y cuidadores profesionales. Ellos son los responsables del cuidado de los mayores adultos.
La primera referencia a este síndrome fue en 1974, por el psicólogo estadounidense Herbert Freudenberger. Acuñó este término para describir el desgaste padecido en un grupo de voluntarios que colaboraban en una clínica de desintoxicación. Tres años más tarde, la también psicóloga estadounidense Christina Maslach, citaba nuevamente el término en el Congreso de la Asociación Americana de Psicólogos. Lo hizo para referirse al deterioro físico y emocional de convivientes y cuidadores de personas dependientes.
¿Qué es el síndrome del cuidador quemado?
Debemos cuidar a las personas que cuidan. Hemos de permanecer atentos al estado físico y mental de aquellos que cuidan de nuestros mayores. Teniendo en cuenta que, la inmensa mayoría, lo hacen durante las 24 horas del día. Más allá de que pueda tratarse de algo vocacional y emotivo, en numerosas ocasiones los cuidadores sufren episodios de estrés, ansiedad y depresión. La responsabilidad de cuidar a personas mayores dependientes con frecuencia puede llevar a una sobrecarga física y emocional. Por ello, es esencial estar alerta a determinadas señales que podrían indicar que la persona que cuida esté padeciendo el síndrome del cuidador quemado.
El burnout del cuidador se produce como consecuencia de la exposición continuada a situaciones de estrés y frustración al que se ve sometido a diario. La Dra. Maslach lo definía como un profundo desgaste emocional y físico experimentado por aquellos que conviven y cuidan de personas dependientes. Son situaciones de sobrecarga que terminan por provocar el agotamiento del cuidador.
El cuidado de otra persona requiere una atención constante, lo que lo convierte en una actividad verdaderamente dura y complicada. Es por eso por lo que el síndrome del cuidador se da con más frecuencia de lo que pensamos, tanto en profesionales del sector como en los familiares. La carga emotiva en los cuidados agrava aún más el agotamiento emocional. Además, esta situación no solo afecta directamente al cuidador, sino que también influye en la atención que debe proporcionar a la persona dependiente.
La atención y los cuidados diarios pueden hacer que la persona mayor mejore sensiblemente. En contraposición, el cuidador ve como poco a poco la situación provoca en él un deterioro progresivo. Una de las mejores soluciones para evitar el agotamiento del cuidador pasa por recurrir a los espacios de día (Centros de día para mayores) o plantearse un ingreso temporal en residencia de mayores por respiro familiar. Sin duda, cualquiera de estas opciones favorece el alivio familiar y el descanso de cuidadores, haciendo que estos recuperen parte de su vida personal durante un tiempo determinado. Además, es muy beneficioso para el residente, que recibe atención y cuidado profesional durante su estancia, tanto si es diurna o con pernocta temporal.
Principales síntomas del síndrome del cuidador quemado
Nadie está preparado para este tipo de situaciones. Por lo tanto, es importantísimo saber detectar los síntomas del síndrome del cuidador. Esas señales son de índole física, emocional y social. Algunos de estos indicios de sobrecarga son la sensación de cansancio constante, estrés, ansiedad, irritabilidad, entre otros. ¡Vamos a describir los principales síntomas!
Síntomas físicos
- Agotamiento físico y fatiga crónica.
- Etapas de aumento del apetito y, por tanto, de peso.
- Se dan también periodos de pérdida del apetito.
- Insomnio, que provoca durante el día estados de somnolencia.
- Dolores musculares.
- Palpitaciones provocadas por la falta de descanso.
- Afecciones digestivas.
- Abuso de café, alcohol, tabaco, etc.
- Automedicación.
- Descuido de la higiene corporal e imagen de uno mismo.
Síntomas emocionales
- Episodios cada vez más frecuentes de irritabilidad, así como cambios de humor repentinos.
- Estados de tristeza.
- Ansiedad.
- Depresión.
- Pérdida de memoria.
- Déficit de atención y de concentración, incluso en rutinas habituales.
Síntomas sociales
- Aislamiento social y familiar.
- Apatía frente a intereses, hobbies, ocio, etc.
- Desconsideración hacia los demás.
- Desorganización y dejación de las responsabilidades laborales.
- Desconexión con todo tipo de relaciones personales, amigos y familiares.
Para prevenir o dado el caso, poder poner remedio, si observamos estos síntomas en familiares y cuidadores, es recomendable pedir asesoramiento y ayuda profesional. Por ejemplo: consultar con los profesionales de una residencia para informarse acerca de su servicio de atención diurna en Centro de día o bien, del servicio de estancias temporales por respiro familiar. En ambos casos, se trata de soluciones temporales (de día o por un periodo determinado con pernocta) que van a permitir al cuidador un tiempo de descanso mientras su ser querido estará atendido y cuidado por profesionales expertos.
Superar el síndrome del cuidador quemado: plan de autocuidado
Si estás cuidando de una persona mayor dependiente, debes tener muy presentes los síntomas descritos. Evidentemente, lo ideal es prevenir el síndrome del cuidador, no obstante, si ya lo estás padeciendo, aquí te dejamos algunos consejos para superarlo.
- Toma el control informándote bien sobre el historial médico de la persona mayor y para poder atenderle en consecuencia.
- Nunca dejes de prestarte atención a ti mismo, así estarás en plenas facultades para atender adecuadamente a quien esté a tu cuidado.
- Realiza algún tipo de práctica deportiva.
- Coge un par de horas al día para atender a tus asuntos.
- No te descuides: imagen, higiene, etc.
- Mantén una dieta saludable.
- Continúa con tus rutinas y hobbies.
- Descansa y duerme un mínimo de siete horas al día.
Centros de día, una ayuda para los cuidadores
Por todo lo dicho anteriormente, puede ser indispensable contar con ayuda externa. Una ayuda siempre de manos de profesionales expertos y residencias certificadas. Acudir a los centros de día para mayores facilita la recuperación del síndrome del cuidador quemado y se presenta como una solución durante todo el año. Además, en Emera somos flexibles en acoger a los usuarios en nuestros Centros de día y nos adaptamos a las necesidades de cada persona y su familia.
A continuación, describimos algunos de los beneficios de los Centros de día para mayores, para los cuidadores.
- Constituyen una ayuda para las tareas de cuidado.
- Favorecen el descanso de los cuidadores durante unas horas al día.
- Facilitan que el cuidador pueda dedicarse al 100% a la persona dependiente cuando esté a su cuidado.
- Son una alternativa para los familiares frente al ingreso permanente del adulto mayor en una residencia.
- Liberan a la familia y cuidador de buena parte de la carga asistencial durante la estadía de la persona en la residencia, sin desvincularla totalmente de su entorno.
- Cuidadores y familiares recuperan sus rutinas y su vida laboral o personal.
Por supuesto, también existen múltiples beneficios para la persona mayor: durante su estancia diurna, puede participar en las terapias (terapia ocupacional, fisioterapia, rehabilitación), talleres y actividades organizadas en la residencia de mayores, comer en el restaurante del centro. También, le permite relacionarse con más personas, evitando así su aislamiento en el domicilio.
Ahora ya sabes en qué consiste el síndrome del cuidador quemado y que suele producirse habitualmente en familiares y cuidadores, recuerda que: ¡Debemos estar atentos para poder evitar la sobrecarga del cuidador! Desde las residencias Emera podemos ser tu mejor solución a través de nuestra oferta de estancias temporales o bien, acudiendo a nuestros centros de día. Nuestros profesionales están a tu escucha para ayudarte. ¡Consúltanos!
Comments are closed.