El 24 de febrero se conmemora el día de la Psicología en España, en honor a Juan Huarte de San Juan, patrón de la Psicología. En su obra Examen de Ingenios para las Ciencias (1575), este médico y filósofo de origen navarro estudia las diferencias individuales y los temperamentos humanos asociando biología y conducta, proponiendo una formación diferente para cada persona en función de sus capacidades físicas y mentales. Desde Emera, aprovechamos la ocasión para explicar cuál es el papel del psicólogo en una residencia de mayores, ahondar en el día a día de nuestros profesionales y compartir ejemplos de algunas de las terapias que llevamos a cabo en nuestros centros.
¿Cuáles son las funciones del psicólogo en una residencia de mayores?
La psicogerontología y la neuropsicología cobran especial importancia a la hora de proveer el bienestar de las personas mayores porque son disciplinas que ayudan a entender e intervenir en el proceso del envejecimiento.
En una residencia de mayores, el psicólogo aborda con la persona mayor los cambios inevitables que surgen con el paso del tiempo, fomenta su independencia y autonomía y en general, estimula al residente a participar en la vida social del centro y el entorno.
Por otro lado, en coordinación con el resto de profesionales del centro, el psicólogo interviene en el desarrollo de estrategias de actuación que permiten ayudar a manejar las complicaciones emocionales (duelos, pérdida de capacidades, estrés por cambio de vida, roles, etc.) y/o conductuales fruto del envejecimiento patológico (como pueden ser las demencias), de trastornos psicológicos (como la depresión, el alcoholismo, el trastorno obsesivo-compulsivo, etc.) o cualquier trastorno psiquiátrico que padezca la persona mayor.
Además, el psicólogo planifica las terapias y tratamientos psicoterapéuticos, individuales y grupales, tanto para los mayores dependientes como autónomos. Sus actividades tienen por objetivos potenciar las capacidades que aún conserva la persona mayor, retrasar el avance del deterioro cognitivo y contribuir en que, cada individuo, incremente su bienestar y disfrute de la mejor calidad de vida posible.
También, junto al resto de profesionales del centro, el psicólogo cumple un papel fundamental con las familias. Las acompaña, orienta y apoya tanto durante el proceso adaptativo del ingreso de la persona mayor en la residencia, como en las distintas etapas de su estancia y si procede, en las fases de su enfermedad.
¿Cómo es el día a día de un psicólogo en una residencia de mayores?
El psicólogo empieza su jornada laboral participando en la reunión del Equipo Interdisciplinar que se celebra diariamente en la residencia de mayores Emera.
En la misma, todos los profesionales ponen en común los acontecimientos o incidencias que pueden haber sucedido en el centro, comentan las necesidades o preferencias de los usuarios y toman decisiones o establecen las actuaciones o medidas oportunas según el orden del día.
En esta reunión, el rol del psicólogo consiste en escuchar y compartir con los compañeros las necesidades o alteraciones emocionales o conductuales de los residentes y luego, plantear las posibles intervenciones. También, aprovecha este espacio para explicar a cada profesional las medidas o actuaciones que se van a llevar a cabo con los residentes y cómo pueden afectar su trabajo.
Una vez finalizada la reunión interdisciplinar, el psicólogo inicia el tratamiento directo con las personas mayores residentes en el centro, desarrollando las terapias grupales o individuales.
Las terapias individuales y grupales del psicólogo se adaptan a las necesidades de cada persona mayor
En el caso de las personas autónomas o personas que presentan un mayor nivel cognitivo, el psicólogo programa distintas actividades grupales de psicoestimulación.
Organiza a los residentes en grupos reducidos homogéneos en función de su estado cognitivo y de las necesidades psicológicas específicas de cada persona. En las terapias grupales de psicoestimulación se trabajan áreas como la orientación, la memoria, la atención, las praxias, las gnosias, el cálculo, lenguaje, las emociones, etc. La dificultad de cada ejercicio se ajusta a las capacidades y el estado funcional de cada residente. Estimulando la cognición de la persona se pretende mantener o prevenir la pérdida de sus capacidades aún preservadas.
Por otra parte, es común que los ancianos dependientes tengan más dificultades en recurrir a sus habilidades cognitivas y, en las etapas avanzadas de las demencias la realización de las actividades básicas de la vida diaria se puede ver muy alterada o impedida.
Por ello, el psicólogo se centra en plantear terapias individuales o grupales de estimulación sensorial en las cuales utiliza distintas herramientas como materiales manipulativos, estímulos sensoriales, musicoterapia, etc.
Las terapias de estimulación sensorial contribuyen a mejorar el estado anímico de la persona mayor y reducen los episodios de alteración conductual.
Es importante recalcar que tanto las terapias individuales y grupales como todas las intervenciones del psicólogo siempre se adaptan conforme las necesidades de los residentes y según los distintos momentos de alteración emocional o conductual que pueden atravesar.
Terapia grupal “El taller de autoconciencia emocional”, Emera Vital Parque
La autoconciencia es la capacidad que tiene el ser humano para identificar sus propias emociones y los recursos de los que dispone para gestionarlas, así como reconocer sus propios estados de ánimo. Cuanto mayor nivel de autoconciencia tenga una persona, mayor será su capacidad de identificar sus estados emocionales y por lo tanto, más los podrá relacionar con su comportamiento.
En esta actividad se describe cada una de las emociones básicas según Paul Ekman (1979): alegría, tristeza, miedo, ira, sorpresa y asco. A través de la reminiscencia, se le pide al residente que evoque una experiencia de su pasado en la que haya experimentado la emoción descrita anteriormente. Cada residente comparte sus experiencias de origen emocional y expresa cómo se sintió y cómo las gestionó en aquel momento a sus compañeros.
El taller tiene por objetivos:
- Aprender a identificar las emociones y los recursos disponibles propios de cada persona a través de la autoconciencia emocional.
- Lograr una adecuada gestión y control de las emociones.
- Fomentar la capacidad de empatía y escucha activa a través de la expresión emocional grupal.
Terapia Individual “Reaccional Emotiva” en Emera Sant Genís
La terapia parte de la idea de que, frecuentemente, las perturbaciones emocionales están provocadas no tanto por las situaciones ambientales en sí mismas, sino por la interpretación que la persona hace de éstas. Para ello, se trabaja en cambiar los patrones de pensamiento irracional de la persona ya que interfieren en su normal bienestar. Por medio de la discusión o cuestionamiento de las creencias irracionales perturbadoras se logra provocar cambios favorables en las emociones y gracias a ello, el residente puede auto aplicarse este mismo procedimiento ante diversas situaciones.
El psicólogo efectúa las valoraciones psicológicas de los residentes y colabora con el resto de los profesionales para facilitar y mejorar la calidad de vida de las personas
En sus quehaceres diarios, el psicólogo del centro tiene por misión hacer las valoraciones psicológicas a los residentes de cara a la revisión de su Plan de Cuidados en Acompañamiento Individualizado. El Plan de Cuidados es totalmente personalizado y adaptado a cada persona en función de sus necesidades (físicas, psicológicas, emocionales), sus gustos y sus preferencias. Se revisa cada seis meses y requiere una preparación previa por parte de cada profesional implicado en el proceso.
Los profesionales de psicología en las residencias de ancianos se centran en valorar el estado cognitivo, emocional y conductual del adulto mayor y en elaborar los informes correspondientes.
Algunos ejemplos de sus tareas:
- Valoración, tratamiento y seguimiento neuropsicológico para establecer el nivel cognitivo de base, previniendo o enlenteciendo un posible deterioro cognitivo.
- Valoración, tratamiento y seguimiento del estado afectivo: duelos, hábitos saludables, sintomatología ansiosa o depresiva, pérdida de autonomía, apatía…
La revisión de los Planes de Cuidados da lugar a reuniones semanales por parte del Equipo Interdisciplinar. Desde cada departamento (medicina, enfermería, psicología, fisioterapia, terapia ocupacional, etc.) se expone la evolución del residente en función los objetivos fijados y según los resultados, se adaptan o plantean nuevos objetivos generales hasta su siguiente revisión. En ese proceso, el psicólogo irá marcando las líneas de actuación en el programa de atención individualizado de cada residente, haciendo hincapié en el aspecto emocional, conductual y cognitivo.
La colaboración entre los profesionales no se reduce a las reuniones formales si no que es continua. Por ejemplo, el psicólogo organiza acciones formativas al resto de profesionales en el manejo de técnicas y estrategias para solventar situaciones difíciles: trastornos conductuales, situaciones de gran impacto emocional, procesos de duelo, etc. Asimismo, nuestros profesionales planean acciones o actividades comunes cuyo fin es fomentar el bienestar de la persona mayor.
Asesoramiento y atención continua a las familias de los residentes
Además de velar por la salud y el bienestar de las personas mayores, otra área importante del día a día del psicólogo en la residencia, es la atención a las familias.
Durante todo el proceso de ingreso, el psicólogo asesora a sus familiares, los acompaña y les ayuda en la aceptación del cambio de roles, a trabajar el sentimiento de culpabilidad, gestionar los procesos de duelo, el estrés, etc.
Al ingresar en el centro, especialmente en el caso de las personas dependientes y con alteraciones cognitivas, los familiares son quienes pueden aportar todos los datos relevantes acerca del estado anímico y cognitivo del nuevo residente. Esta información es valiosa y fundamental para la valoración inicial de la persona mayor y también para ayudar en el proceso de adaptación a su nueva vida. Por ello, el psicólogo siempre está a la escucha de las necesidades u observaciones de los familiares, algo que, además, permite ofrecerles una atención totalmente individualizada.
Esta comunicación se mantiene constante durante toda la estancia de la persona mayor, sea una estancia temporal o definitiva. Periódicamente, el psicólogo aporta a la familia toda la información pertinente sobre la evolución del estado cognitivo, anímico y conductual de la persona mayor.
Igualmente, informa y forma a las familias sobre las diferentes etapas de determinadas enfermedades. Explica las posibles repercusiones que producen en el estado anímico, cognitivo o conductual de la persona mayor y comenta a sus allegados el plan de trabajo y pautas a seguir para conseguir su máximo bienestar posible.
En resumen, el campo de actuación del psicólogo en una residencia de mayores es muy amplio. En coordinación con el resto de los profesionales, participa en la vida del centro e interviene en los distintos procedimientos y procesos de atención a la persona mayor. Las distintas terapias que implementa tienen por objetivo mejorar la calidad de vida de las personas de la tercera edad e incrementar su bienestar. También es una figura importante para las familias del residente a quienes acompaña y ayuda a entender las necesidades específicas propias a la vejez.
Nuestro agradecimiento a todo el Equipo de Psicología de Emera por su participación en la redacción de este contenido.
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